Iglesia pidió al Gobierno que "convoque al diálogo" y al campo que levante la protesta
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En ese marco, el Episcopado reiteró algunos conceptos de la última asamblea plenaria respecto de que "la práctica del poder requiere de paciencia, modestia y generosidad" y reclamó al Gobierno promover el federalismo, el fortalecimiento de las provincias con autonomía del poder central".
Agregó: "No es propio de los poderes públicos empeñarse como parte en los conflictos sino abocarse a su solución como principales responsables del bien común, de acuerdo a las funciones que a cada uno les atribuye la Constitución".
"¿Una vez más nuestra vida social estará signada por la confrontación y enfrentamiento?", se preguntaron los obispos en otro tramo del documento.
El posicionamiento de la Iglesia ante el conflicto estaba previsto para las 17.00 pero se retrasó más de una hora, y si bien dijeron no haber escuchado las renovadas críticas de la presidenta Cristina Kirchner al agro, el acto que encabezó la jefa de Estado se superpuso a la hora indicada para la inicial convocatoria.
Los obispos descartaron ser mediadores en el conflicto aunque adelantaron que le harán llegar el documento a "los gobernadores, a los legisladores nacionales y provinciales, y hasta los intendentes", además de los protagonistas de la confrontación.
El vicepresidente segundo de la CEA, monseñor Agustín Radrizzani, consideró que la situación social "es muy delicada", y luego de reclamar "la plena vigencia de las instituciones para recomenzar el diálogo" dijo que "no es un signo de debilidad ceder para terminar un conflicto".
La Comisión Permanente, integrada por 22 obispos, debatió la postura eclesiástica desde la mañana, con una interrupción de dos horas para almorzar, y en conjunto presentó el documento a la prensa en la sede episcopal.
En la conferencia de prensa, que reemplazó a la simple lectura del documento por parte del vocero Jorge Oesterheld, Bergoglio respondió secundado por la Comisión Ejecutiva que integran el vicepresidente primero, monseñor Luis Villalba, Radrizzani, y el secretario general, monseñor Sergio Fenoy.
Por su parte, el obispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, criticó la "dificultad crónica de no vivir en la concordia", y sostuvo que "para consolidar la paz es imprescindible defender las posiciones sin enconos ni empecinamientos".
En otro de los puntos que incluyó el comunicado, la Iglesia criticó con dureza el conflicto Gobierno-campo al sostener que "ha puesto de manifiesto falencias profundas de nuestra vida republicana".
Los obispos advirtieron también que "la persistencia misma del conflicto y la aparente imposibilidad de resolverlo constituyen un signo de debilidad institucional".
"Es preciso que tomemos conciencia de que situaciones como ésta que vivimos nos menoscaban como comunidad, nos aíslan del mundo y en definitiva perjudican especialmente a los más pobres", señala.
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