Kirchner se distancia de grupos violentos
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«El gobierno no digita manifestaciones a favorni en contra. Es la gente que está a veces más de acuerdo o menos de acuerdo con un tema», dijo el Presidente para reforzar lo que el último domingo había asegurado el ministro del Interior, Aníbal Fernández.
El auspicio oficial al cerco de las estaciones de servicio de Esso y Shell -rechazados por Fernández y el ministro de Economía, Roberto Lavagna dejó al Presidente en una posición incómoda: en la calle fue bien visto el llamado al boicot contra el aumento de precios, pero, al mismo tiempo, se rechazó la intervención de los piqueteros.
Sumado a eso, la planificación por parte de esos grupos de nuevas medidas en contra de empresas privatizadas obligó al Presidente a tomar distancia. Es, obvio, una reacción tardía que no alcanza para disipar la sospecha de que actúan a pedido del gobierno y son funcionales a éste.
Sin embargo, Kirchner ratificó su convocatoria a «no comprarle» a las empresas que aumentan sus precios, una forma de ratificar el llamado al «boicot nacional» que realizó el jueves último, luego de que Shell dispusiera un incremento en el precio de los combustibles.
Horas después, organizaciones piqueteras y gremiales, algunas de ellas ligadas al gobierno, marcharon de la Plaza de Mayo al Congreso nacional para reclamar una política de « integración energética» entre países latinoamericanos, con eje en Brasil, la Argentina y Venezuela.
La movilización estuvo convocada por la CTA -en el marco del Foro Latinoamericano de Trabajadores Energéticos-y la encabezó Edgardo Depetris, secretario de organización de esa central sindical e integrante de conglomerado piquetero que apoya a Kirchner.
Esa marcha, de la que también participaron asociaciones de usuarios y consumidores, estaba prevista desde hace tres semanas, pero tomó otro sentido cuando Kirchner convocó al boicot y las agrupaciones de desocupados que responden a la Casa Rosada comenzaron con los «bloqueos».
En tanto, los piqueteros duros de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) realizaron marchas y cortes en todo el país como parte del «plan de lucha nacional» para reclamarle al gobierno «la universalización de los planes sociales y el aumento de su monto a 350 pesos».
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