La bandera en campaña
Néstor Kirchner llevará a Daniel Filmus este miércoles a Rosario a un acto del Día de la Bandera en lo que se convertirá en el cierre nacional de la campaña porteña. La movilización, prometen en el gobierno, será pocas veces vista. Kirchner y Cristina encabezarán un palco para 800 invitados, gobernadores y ministros; habrá desfiles, discursos y quizá una bendición también para el candidato oficial para Santa Fe. Garantiza el kirchnerismo, además, que no se repetirá la violencia verbal del Presidente contra Mauricio Macri.
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Rossi, que también había conseguido subirse a ese tour presidencial a Mendoza, viajará de Rosario a la Capital Federal mañana con el único objetivo de subirse al Tango 01 el miércoles y volver con el Presidente a su ciudad. El mecanismo no es nuevo: con Carlos Menem decenas de gobernadores hacían el trayecto hasta a Aeroparque sólo para subirse al avión presidencial de vuelta, inclusive en el mismo día.
Llegará entonces a su ciudad de la mano de Kirchner y Cristina, junto a Filmus y para protagonizar uno de los actos más grandes que el gobierno diseñó es este tramo de campaña. Pero no se esperan bendiciones especiales ni apoyos de Kirchner a ningún otro candidato que no sea Filmus. Será también un test de violencia verbal para Kirchner a cuatro días de la segunda vuelta en la Capital.
Desde que el Presidente entendió que las encuestas reales comenzaron a mejorar para su delfín porteño a partir de que bajó el nivel de ataques contra Mauricio Macri, se reorganizó toda la puesta en escena rosarina. Así el discurso y la participación de Kirchner, que últimamente no se encuentra a gusto en actos demasiado largos, pasó a ser un secreto de Estado.
Para los rosarinos, la visita de Kirchner tiene otro interés. Poco les importa el cierre de la campaña porteña, esté o no nacionalizada la discusión ideológica entre los candidatos. El socialista Miguel Lifschitz, fiel a Hermes Binner pero de buena relación con la Casa Rosada, espera que el gobierno anuncie el desembolso de $ 25 millones para una transformación y restauración del monumento. Todo está en manos de Julio De Vido para que se ponga en marcha la licitación.
La municipalidad apuró desde hace un mes las reparaciones de toda el área. Restan completar los últimos tramos sobre el Pasaje Juramento que une con la sede parroquial, inaugurado en 1998 y la plazoleta cívica sobre el río construida en 2005, pero ya se cambió la iluminación. Por eso el apuro en recibir los $ 25 millones de la Nación, aunque el territorio no sea electoralmente seguro para Kirchner, en un provincia donde Binner y los socialistas representan uno de los mayores dolores de cabeza para el gobierno en las elecciones de octubre.
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