El 12 de junio, el diputado Maximiliano Ferraro llegó a Israel para participar del Pride 2025. Menos de 24 horas después de aterrizar, se encontraba en un búnker de resguardo: el conflicto bélico con Irán había iniciado y en todos los celulares -incluso el suyo, recién llegado de la Argentina- apareció un mensaje en hebreo anticipando la sirena que advertiría el alerta máxima a toda la población.
Maximiliano Ferraro: "Los republicanos intermitentes miran para otro lado, cuando antes ponían el grito en el cielo"
Presidente de la Coalición Cívica y diputado nacional, relató su estadía en Israel durante la guerra, los desafíos del Congreso y las proyecciones electorales.
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Maximiliano Ferraro mantuvo una conversación en exclusiva con Ámbito.
Lo que siguió para el legislador fue la búsqueda de volver al país desde la ciudad de Tel Aviv, epicentro de los ataques iraníes. El 17 de junio, Ferraro pudo cruzar a Jordania por tierra: las permanentes paradas implicaron que un viaje de 150 kilómetros le lleve unas 10 horas. Tras eso, una nueva espera por las recurrentes cancelaciones de vuelos por el intercambio de misiles que le impedían salir de Medio Oriente. El 20 de junio, y luego de una conexión entre Amán-Dubái y un posterior vuelo a Río de Janeiro, regresó a Buenos Aires. Durante el feriado, se reencontró con la bandera nacional.
La agenda que le esperaba en el país no era sencilla. Un escenario político alterado en diez días, con el advenimiento de una sesión especial cargada de proyectos a los que Casa Rosada se opone (financiamiento para universidades y salud pediátrica) y las tensiones por la investigación de la causa $LIBRA. Recientemente ratificado como presidente de la Coalición Cívica, y atravesado por el escenario electoral -que lo impulsó a iniciar una campaña de agenda abierta y charlas con vecinos porteños-, Ferraro dialogó con Ámbito sobre su viaje y sus proyecciones en el Congreso.
Periodista: Estuvo siete días en refugios. ¿Cómo se dio esa convivencia?
Maximiliano Ferraro: Es una experiencia que jamás me hubiera imaginado vivir. El inicio de una guerra, o una situación tan compleja desde el punto de vista geopolítico mundial, lo atravesé con todo tipo de sensaciones y estados de ánimo: miedo, angustia, enojo y bronca. Atravesé por todos los estados de ánimo posibles a las 13 horas de haber aterrizado en Tel Aviv, que fue a las 3 de la mañana de un viernes. A partir de ahí en adelante fueron 16 alarmas de alerta máxima.
Estábamos hospedados en un hotel, donde había otros argentinos y otro tipo de delegaciones, pero el hotel fue cambiando porque al tercer día impactó un misil muy cerca de donde estábamos y empezamos a recibir evacuados del edificio que había sido impactado por un misil de Irán. Ahí pude conocer mano a mano la vida de los israelíes en la cotidianeidad de esta situación, a la que ellos, a diferencia de nosotros, tienen mucho más naturalizada y ordenada para saber cómo actuar en estas situaciones de emergencia. Más allá de que es una experiencia histórica, fueron siete días que no se los regalaría a nadie.
P.: Todavía lo tiene muy fresco, ¿pero se toma distinta la cotidianidad acá, incluso el rol legislativo?
M.F.: Creo que pude pensar y reflexionar un poco en cómo a veces agrandamos demasiadas cosas los argentinos y cuando ves semejante situación decís: “Che, a veces nos hacemos problema por algunas cosas, que comparado con esto es nada”. Para que te hagas una idea, la postal de Tel Aviv de esos primeros días era muy similar a los primeros tiempos de la pandemia: nadie en la calle; automóviles había muy pocos transitando y principalmente eran patrulleros, bomberos o ambulancias. Así fue hasta que se tomó la decisión de poder hacer el traslado vía terrestre de Tel Aviv a Amán, y es lo que hicimos.
El año del Congreso
P.: Sus días allá coincidieron con un parate legislativo, pero vuelve y tiene una agenda muy cargada que usted protagoniza.
M.F.: Creo que la agenda legislativa tiene que continuar. Para nosotros es prioridad el tema jubilados, emergencia de discapacidad, el financiamiento universitario y la baja de retenciones para el sector agroindustrial. También queremos discutir seriamente el cambio de la ley 26.122 que regula los decretos de necesidad de urgencia, porque estamos viendo que el presidente Milei está gobernando a diestra y siniestra con DNUs y decretos delegados, que seguramente terminarán cuando se le terminen las facultades, que nosotros no acompañamos en este gobierno, pero que la Coalición Cívica nunca acompañó en ningún otro. Creo que el Parlamento tiene que poder tener una agenda que ponga sobre la mesa estas prioridades, junto con la posibilidad de encontrar una salida para que se pare el desfinanciamiento y el vaciamiento del Hospital Garrahan y el ecosistema de ciencia y tecnología.
P.: A la situación que menciona de los decretos, se encuentra con una estrategia oficialista de parálisis y de vetos...
M.F.: Eso es una vergüenza, porque la emergencia de Bahía Blanca fue una ley que fue acordada por todos los bloques parlamentarios; la primera aprobación tuvo 230 votos. Creo que habrá que evaluar una insistencia por parte del Parlamento en este sentido y ojalá no haya 87 héroes que de alguna manera avalen el veto de la emergencia en Bahía Blanca, pero ojalá que tampoco existan nuevos 87 héroes para una reparación a los jubilados que perdieron por la inflación. Por eso remarco la importancia de darnos una estrategia entre los distintos bloques para discutir seriamente la ley de trámite legislativo de los DNU, que para nosotros es inconstitucional. Viendo la cantidad de decretos que está llevando adelante Milei, tiene que ser una prioridad. El Parlamento lo tiene que hacer por una cuestión reparadora de lo que es nuestro poder, como poder independiente del Ejecutivo.
P.: Está ese tema en la agenda de la próxima sesión, ¿piensa que es distinta la situación del año pasado, cuando no se llegó al quorum?
M.F.: No es distinta porque para mí esa ley siempre fue inconstitucional y así lo marcamos en tiempos del kirchnerismo. Es verdad que todos los oficialismos de cualquier tinte político en la historia de la Argentina se ven seducidos por los DNUs y las facultades delegadas, creyéndose por eso que son más ejecutivos y operativos, pero realmente lo que acá hay que poner en valor es la importancia del Parlamento. Por supuesto que haciendo su autocrítica y viendo cómo mejora su praxis, pero lo que no puede es dejar que se le quite una facultad de estas características, porque sino estamos institucionalizando el estado de excepción permanente, cuando en la Argentina lo que tenemos que hacer también es que los distintos poderes del Estado funcionen como corresponden. Creo que ahí todos los bloques nos tenemos que dar una estrategia para modificar esta ley y hago una apelación y un llamado a muchísimos que se dicen republicanos y que hoy parecieran ser republicanos intermitentes o de ocasión, que no ven con gravedad lo que veían con gravedad un tiempo atrás.
P.: Más allá de eso, y en referencia a la estrategia de la que habla, hay una suerte de coalición de opositores que tienen su propia mayoría si se juntan todos y no falta ninguno. ¿Cómo continúa la fluidez entre esos bloques?
M.F.: Yo no lo pienso como una coalición de bloques opositores. Creo que es una unidad en temas que me parece que son prioritarios, que creemos que tienen que estar en la agenda. Podemos entender que hay una estabilidad, que se han ordenado las cuestiones de la macroeconomía y la lucha contra la inflación, pero no podemos dejar pasar la crisis de consumo en distintos sectores, la caída del salario real, la caída del consumo de alimentos que hoy por hoy se compran a través de tarjetas de crédito, que el desempleo en el último mes pasó al 7,9% o la caída en el servicio de hotelería y gastronomía.
Entonces creo que tenemos que poner estos temas como prioridad y en discusión. En esto yo le hago también un llamado al presidente de la Cámara, Martín Menem, porque nosotros estamos naturalizando e institucionalizando los emplazamientos, que son de alguna manera un recurso excepcional que tenemos nosotros como pleno de la Cámara de Diputados.
Acá hay diputados y presidentes de comisiones del oficialismo que han cerrado bajo siete llaves comisiones estratégicas, como es la de Presupuesto, la de Legislación General o la de Libertad de Expresión. Ahí vuelvo a lo que te decía: que los republicanos intermitentes y temporales miran para otro lado, cuando antes ponían el grito en el cielo y ahora no dicen nada. ¿Vamos a seguir diciendo que son las formas del Presidente? Eso va a ir deteriorando la calidad del debate y la conversación pública.
P.: Su bloque tiene mayor autonomía, pero se ve un escenario legislativo trabado por las alianzas en las provincias entre el oficialismo y los bloques que antes se llamaban dialoguistas. En esta agenda de proposiciones, ¿piensa que hay posibilidad de avanzar en alguna una media sanción antes de octubre?
M.F.: Ese escenario lo veo posible, pero por supuesto que es un escenario difícil porque el oficialismo siempre juega sus cartas con los gobernadores y con el apriete. Pero también reivindico que en ese escenario de tantas dificultades que nos toca atravesar ya pudimos construir un número necesario para sacar medias sanciones.
P.: Con respecto a la causa $LIBRA, ¿cómo sigue el camino para llegar a alguna información que sea vinculante con la investigación?
M.F.: Nosotros no vamos a renunciar al poder contralor y de investigación que tiene el Parlamento. Hay dos salidas: o el oficialismo y sus aliados entienden que tienen que elegir quién preside la comisión dentro de los 14 que representamos a la oposición, o -junto con otros diputados- ya hemos presentado un proyecto de modificar y resolver el parate a través de un emplazamiento, que llegará a las comisiones de Peticiones y Asuntos Constitucionales para que podamos dictaminar sobre la modificación de la resolución que creó la comisión $LIBRA. Es hora de que empecemos a trabajar como tenemos que trabajar.
P.: ¿Qué existe en este gesto de la insistencia? Porque la investigación judicial corre en paralelo, pero más lento que la justicia internacional.
M.F.: Nosotros vamos a insistir por el derecho a saber que tiene la sociedad con respecto a lo que pasó. Cada vez sigue siendo más vergonzoso. Por ejemplo, está el informe de la Oficina Anticorrupción con respecto a la disociación que hace del presidente Milei, diciendo que una cosa es el Presidente y otra cosa es el Presidente usando su Twitter como si fuera un simple ciudadano, confundiendo lo público de lo privado. ¿Quién manejó información la privilegiada de la forma en que se manejó? Esos artilugios entre difundir, comunicar y promocionar, a donde nos quiso llevar el Presidente, que no puede alegar su propia torpeza.
La Coalición Cívica en las elecciones 2025
P.: Lo muevo un poco del Congreso porque es año electoral, en definitiva. ¿Dónde ve la mayor posibilidad de la Coalición Cívica de interpelar al electorado para su crecimiento?
M.F.: Nosotros ponemos en juego cuatro de los seis legisladores nacionales que tenemos. La estrategia política electoral que nosotros tenemos que tratar de llevar adelante es sostener el bloqueo que hoy tenemos. Por supuesto que es un objetivo difícil, pero no lo veo imposible si somos inteligentes para sostener una nitidez, que yo creo que es necesaria en estos momentos en los que está viviendo la Argentina. Creo que a esa nitidez nosotros la fuimos encontrando y sosteniendo en el Parlamento y en la discusión política en este último tiempo: se vio con respecto al tema jubilados; con que se pudo voltear por primera vez un DNU en 40 años por los fondos reservados a la SIDE sin ningún tipo de control; con la denuncia de cartelización de las prepagas. Eso de alguna manera tiene que poder verse reflejado en poder sostener diputados en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires.
También creo que podemos ofrecer a la ciudadanía muy buenos candidatos en otros distritos, que son distintos a los que ya están. Nosotros hoy no queremos ser un “ni”, no queremos ser republicanos intermitentes o temporales, sino una oposición constructiva y firme por fuera de la sumisión y que todo vale.
P.: En esta estrategia política, ¿van a priorizar nitidez y autonomía por sobre la posibilidad de crecimiento con una alianza?
M.F.: Creo que no hay que confundir, porque es una elección de medio término y nosotros tenemos que tratar de cumplir el objetivo de sostener el bloque que tenemos. Si podemos crecer mucho más, pero es difícil por cómo hoy está el escenario y cómo se retroalimenta la polarización de lo que es La Libertad Avanza con respecto al peronismo y al kirchnerismo. Es mucho más difícil ser una opción del centro, pero uno no tiene que renunciar a su identidad y tampoco a la posibilidad de poder construir con otros. Creo que se pueden pensar escenarios que puedan salir de una polarización que no nos conduce a ningún lado.
P.: ¿Cree que el radicalismo y el larretismo son republicanos menos intermitentes que otros bloques?
M.F.: No me gustaría ponerle nombres propios, pero quedó a la vista la actitud de muchísimos republicanos intermitentes y temporales en este último tiempo. Muchos de ellos son amigos y los respeto, pero hay que poder no perder la nitidez ni la dignidad. Yo no quiero renunciar al derecho a la indignación, a la insumisión y a otro tipo de debate público.
Más allá de que le toca gobernar a Milei hasta el 10 de diciembre del 2027, tenemos el derecho a la posibilidad de construir algo distinto: el ordenamiento macroeconómico son importantes, pero tiene que ir acompañado con el fortalecimiento de las instituciones y no dejar de mirar la microeconomía, que es el día a día de miles de laburantes y de sectores que no la están pasando bien. Sino entramos en una lógica en la Argentina que, con tal de sostener una actualidad promisoria para algunos sectores, vale todo. Cuando te querés acordar, a mediano o largo plazo vamos al desastre.
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