Negocian con UCR ley electoral para que Duhalde no rompa el PJ
Ramón Puerta comenzará, a partir de hoy, a tejer dentro de la dirigencia independiente del PJ una propuesta que evite la fractura del partido. Los peronistas desembocarán en la división si el viernes próximo Eduardo Duhalde consigue su objetivo: que el congreso partidario decida la abstención del peronismo en los comicios del 27 de abril, obligando a los candidatos a participar de las elecciones con partidos de fantasía. La propuesta de Puerta es que se sancione una ley electoral similar a la ley de lemas, pero adaptada al sistema de ballottage. Para calcular la segunda vuelta, se considerarían los sufragios que sacó el candidato más votado, sin sumarle -como en la ley de lemas- los de los demás postulantes por su partido. Este sistema evitaría la división formal, que los gobernadores ven como una epidemia amenazante en sus provincias. Al menemismo lo seduce esta propuesta porque obliga a los de Duhalde a argumentar, en el congreso, a favor de la división y de la abstención. Aunque, sobre la hipótesis de lo que hoy pesa cada uno en el electorado, a Menem le sigue resultando más beneficiosa la ley de lemas pura o la interna clásica, que el duhaldismo se niega a habilitar. Por su parte, en la provincia de Buenos Aires el menemismo decidió hacerle probar a Duhalde de su propia medicina: estudian no ir a la interna con la excusa de que los padrones son «truchos» y ya insinúan la candidatura de Alberto Pierri para la gobernación.
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La iniciativa de este sector del peronismo no es conseguir la aprobación de la ley de lemas a secas. Allí reconocen que esa norma tiene visos de inconstitucionalidad muy evidentes. Por lo tanto, dispusieron un nuevo formato para la regla del ballottage. Si un sublema no alcanza la ecuación de la Constitución (45% de los votos o entre 40% y 45% pero con 10 puntos de diferencia con el segundo) se va al ballottage. Aunque todo el lema o partido haya conseguido traspasar esos límites. La peculiaridad de la ley de lemas cruda es que ese cálculo se hace sobre la base de la suma de todos los votos de un partido.
De estas características proviene el nombre «dos por dos»: Se dirime la interna y la general en un mismo acto -como en la ley de lemas- pero se establece la segunda vuelta sobre la base de candidatos individuales y no de la sumatoria de todos ellos en un partido.
• Juego
Aquí es donde hay que detenerse a ver la sutileza de lo que propone Puerta. Si se adopta la propuesta de Duhalde, abstención y competencia de candidatos individuales en la elección general, el escenario de cumplimiento más probable es el ballottage entre Carlos Menem y un peronista, como Adolfo Rodríguez Saá o Néstor Kirchner (aunque no está asegurado que el barrilete de Duhalde remonte vuelo). El radicalismo está absolutamente marginado del juego. Si se adopta la ley de lemas lisa y llana, lo más probable es que Menem gane en primera vuelta. El sistema recomendado por Puerta, en cambio, garantiza la segunda vuelta cuando no aparece un candidato mayoritario y seduce a los radicales con la posibilidad de participar en ese segundo turno si consiguen superar con sus sublemas a Elisa Carrió y a Ricardo López Murphy (quimera que ni Alfonsín sostiene pero que podría servir para despejar la interna radical, endemoniada por el fraude).
Alfonsín no le había dado respuesta a Corach todavía, anoche (el ex ministro del Interior se fue a dormir con su celular abierto, por si llamaban desde Roma). Pero importa igual lo que propone Puerta y en alguna medida entusiasma a Bauzá: habrá un bloque de congresales del PJ, el viernes, defendiendo esta salida. Numéricamente, puede no ser una proporción decisiva de esa asamblea. La Carta Orgánica del PJ es casi risible. Se sesiona con quórum de mitad más uno; a partir del segundo llamado a deliberar, el quórum baja a un tercio. De ese tercio, la mitad más uno (un sexto del total) puede modificar la propia carta orgánica. El duhaldismo tiene delegados como para jugar en el borde del reglamento y por eso cualquier martingala de Puerta y el interior del país le resulta indiferente.
Pero lo novedoso es que Duhalde y los suyos deberán justificar públicamente su negativa a dar internas. Camaño, por ejemplo, tendrá que explicar por qué no va a cumplir con lo que hace 15 días suscribió a la luz del día. El senador por Misiones recibirá hoy mandato del PJ de su provincia para establecer esa posición. Es posible que los entrerrianos de Jorge Busti también lo sigan.
Menos claro está qué hará José Manuel de la Sota. Si fuera por su estado de ánimo se sumaría a las fuerzas del menemismo -que promete concurrir a la asamblea- para obstruir el proyecto de Duhalde. Pero sus íntimos explican que, aunque desairado y humillado, «José Manuel no está en condiciones de quejarse porque lo están ayudando con muchas cosas para la provincia». Otra señal de renovación política.
• Interrogante
Quedan grandes incógnitas para la semana. La primera, si Carlos Reutemann hará defender por sus delegados la posición que adoptó públicamente cuando dijo que la candidatura presidencial debería resolverse por internas. En el gobierno especulan con que el santafesino se mantendrá en el medio del río y hasta podría enviar «medio bloque» de congresales.
Duhalde seguirá punteando hombres del interior en un papel. Se aseguró los de la Patagonia. Cree contar con los de las provincias muy endeudadas, como Jujuy, Formosa o Tucumán. Confía en que Mazzón, apretador oficial de la Rosada, conseguirá otras adhesiones menos automáticas que las del dinero. Sigue marcando la lista, el Presidente. Es una tarea rutinaria, automática, de esas que se hacen casi sin pensar. Es la mejor forma de pasar el momento, sobre todo cuando lo que se está por decidir es dramático para cualquier peronista que se formó en la reverencia a «la unidad del movimiento».
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