19 de febrero 2004 - 00:00

Piquetes y deudas postergan sesión para endurecer penas

La Legislatura porteña será hoy una de las paradas previstas por los piqueteros en la Capital Federal, con la intención de estacionarse frente al palacio de la semipeatonal Perú 130 para manifestarse en contra de modificaciones al Código Contravencional porteño que puedan endurecer los castigos para los infractores.

Aunque es seguro que los legisladores utilicen esa sesión especial para postergar el tratamiento del tema, a pesar de haber planificado la fecha con la intención de cambiar la norma, los piqueteros quieren protagonizar igual su batucada en medio del caos que ya significarán los cortes de rutas y avenidas que planificaron (ver nota aparte) para la jornada.

A eso se suma que en el recinto los diputados porteños se distraerán en otros dos proyectos que parecen menos lógicos que la sanción de una nueva ley contravencional.

• Consulta popular

Uno es someter a votación la realización de una consulta popular para dar -o quitar- apoyo a Néstor Kirchner en la negociación con los acreedores externos. Otro de los proyectos es la sanción de una resolución de apoyo al ingreso de Carmen Argibay a la Corte, es decir, dos temas que en realidad no competen a los legisladores porteños, y cuya derivación no tendría trascendencia.

La consulta popular la plantearon los kirchneristas inspirados por el ex ibarrista
Ariel Schifrin, quien debió juntar 20 firmas de aliados para imponer el tema en la sesión extraordinaria de hoy. La misma mecánica utilizó la joven radical Laura Polimeli del bloque opositor a Aníbal Ibarra que conforman peronistas, extrapartidarios, centristas y macristas. Ya es moneda corriente en esta nueva Legislatura que debutó el 10 de diciembre pasado, imponer una sesión con el mecanismo de reunir un tercio de las voluntades del recinto.

Lo curioso es que a
Polimeli la acompañaron en su cruzada a favor de Argibay legisladores de la izquierda, algunos kirchneristas y también desde el bloque que tiene como referentes a Patricia Bullrich y Ricardo López Murphy. En realidad, se sumaron más legisladoras que ven esencialmente en lo que llaman « lucha de género» toda una reivindicación. Esa movida generó incluso un gran malestar en el bloque opositor que hasta ahora se mantiene cohesionado, a pesar de surgir de cuatro boletas electorales diferentes.

También en el oficialismo, menos unido que sus rivales, se pulveriza cada día más la obediencia debida a
Ibarra, ya que los parte tanto la idea de endurecer las penas para los contraventores porteños como la iniciativa solitaria de querer someter a los vecinos de la Capital Federal a una consulta popular acerca de un tema de carácter nacional.

Si se aprobara ese proyecto sería la primera vez que la Legislatura porteña desde su debut como tal en 1997 sanciona un plebiscito
. La consulta popular es un mecanismo dentro de las leyes de la Ciudad por el cual los vecinos votan por sí o por no ante preguntas muy concretas, como en este caso sería si está o no de acuerdo con una quita a los acreedores externos.

En ese clima entre las bancas, con el agregado del piquete más grande quizá que padeciera esa Legislatura, acostumbrada a resonantes pero menores batucadas por todo tipo de tema y con frecuencia, los diputados se proponen debatir además cuándo será la oportunidad para sancionar un Código Procesal Penal que les permita a los jueces del distrito aplicar la ley a quienes por ejemplo porten armas.

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