Preocupan casos de desnutrición en el interior de Chaco

CASOS. Amanda y Cristina viven en una de las zonas más humildes de Quitilipi y esperan la llegada de la ayuda nacional para superar la crisis.

Los habitantes de Quitilipi, una ciudad de 40.000 habitantes ubicada a 150 kilómetros de la capital chaqueña, llevan tres generaciones sumidas en la pobreza con una situación social adversa que ya se ha transformado en "estructural". Según un relevamiento realizado por la organización CONIN, más de la mitad de los niños que vive en los barrios periféricos de la ciudad están desnutridos.

Lo curioso es que el actual intendente, el médico pediatra Carlos Sergio Casalboni, es el titular de la misma entidad que detectó esta estadística alarmante. Y en declaraciones a la prensa admite que "es imposible resolver este problema porque los tiempos de la política son mucho más lentos que las necesidades de la gente".

A principios de año Casalboni fue destituido por el Concejo Deliberante a raíz de una denuncia por malversación de fondos y hoy continúa en su cargo gracias a una medida cautelar dictada por la Justicia. Claramente debilitado, alega haberse encontrado con un déficit presupuestario "descomunal" y no recibir ayuda de la provincia. Los problemas persisten sin que aparezcan soluciones desde la administración provincial a cargo del gobernador Domingo Peppo.

A unas diez cuadras del edificio municipal, sobre terrenos en los que hasta hace algunos años había un bañado donde se vertían los residuos domiciliarios, hay un asentamiento en el que sobreviven unas 500 familias.  

A mediados de 2016, CONIN evaluó y realizó un informe sobre el estado nutricional de 23 niños de 0 a 5 años de edad, cuyos padres integran el Movimiento Social 25 de Mayo, cuyo referente más conocido es el dirigente local Armando Centurión. El 52% de esos niños presentó algún grado de afectación nutricional, con déficit de talla (altura) y bajo peso. El médico también detectó casos de desnutrición grave. En su informe, refirió que no se realizó ninguna evaluación neurológica, aunque anotó que los niños desnutridos pueden tener "intelecto dañado para toda su vida".