24 de enero 2020 - 00:00

Putin o la maldición de los aviones

Hay una historia de desencuentros, aprovechada también por la inventiva política para ensayar justificaciones varias, que en algunos momentos acompañó la relación entre la Argentina y el ruso Vladímir Putin.

Ayer se suspendió la reunión que iba a mantener Alberto Fernández con Putin en Jerusalén. Ese encuentro estaba previsto para realizarse antes, durante o después del Foro Internacional de Líderes en Conmemoración del Día Internacional de Recordación del Holocausto en Jerusalén.

Esa opción se canceló porque el ruso llegó tarde al homenaje a las víctimas del Holocausto, en el que habló, e inclusive se fue antes que terminara.

De todas formas hubo un cruce entre ambos en Yad Vashem (Museo del Holocausto) cuando Alberto F. se paró para depositar en el escenario una ofrenda floral y Putin se levantó en la primera fila para saludarlo. En el Gobierno avisaron que en ese saludo hubo promesas de visita a Moscú.

La bilateral, aunque fuera solo “de pasillo” quedó así suspendida: otra vez una demora pudo más que las gestiones diplomáticas para acordar un encuentro que, en este caso y según contó en Jerusalén Eduardo Valdes, habían tenido como protagonistas a Cristina de Kirchner y el Instituto Patria.

Quienes miraban ayer la escena no pudieron dejar de recordar los hechos del 26 de junio de 2004. Ese día Néstor Kirchner debía volar en el Tango 01 desde Praga a Beijing. Se había acordado una escala en Moscú donde estaba acordada una bilateral entre ambos presidentes precisamente en el aeropuerto de esa ciudad. El avión de Kirchner se demoró en Praga por malas condiciones climáticas entre República Checa y Bielorrusia.

Finalmente pudo despegar, pero en Moscú la paciencia de Putin se había agotado y el presidente ruso decidió tomar un avión que lo llevó a San Petersburgo y solo hubo charla telefónica.

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