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Pero hubo un factor clave que el santacruceño y su entorno no tuvieron en cuenta o no pudieron controlar: la catarata de escándalos y cruces de acusaciones que manchó a sus dos candidatos. La guerra discursiva comenzó afectando a Garramuño, con un caso de supuestas coimas en que quedó implicado el concejal Pablo Wolaniuk, segundo candidato a diputado provincial de la lista MPF-UCR que debió ser sacado del juego electoral.
El golpe luego fue contra Cóccaro, con denuncias de supuestos cobros de sobreprecios en obras públicas y uso de fondos del Estado para la campaña.
La gota que rebalsó el vaso terminó siendo el sabotaje perpetrado sobre la conexiones de Internet, maniobra que habría tenido la misión de bloquear el acceso a un polémico video en el cual la diputada nacional Rosana Bertone dejaba muy mal parado a su compañero de fórmula, Cóccaro.
«Nosotros hicimos una muy buena elección, sin dudas, pero me parece que con el escándalo fue mucho más lo que perdieron ellos, que lo que sumamos nosotros», razonó por la noche Ríos, que se confía en dar el batacazo final este domingo. «No se puede gobernar por 'amiguismos' como sucede ahora. Esa es nuestra postura, que es la de respetar al ciudadano», disparó la candidata del ARI, apuntando al «estilo K» que se aplicó en la provincia.
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