26 de diciembre 2001 - 00:00

Visita Rodríguez Saá a las 2 CGT, que festejan "pacto negro"

Visita Rodríguez Saá a las 2 CGT, que festejan pacto negro
Adolfo Rodríguez Saá visitará hoy la CGT, donde será recibido calurosamente por la conducción de las dos centrales peronistas, la que conduce Rodolfo Daer y la que encabeza Hugo Moyano. Los jerarcas del gremialismo halagarán al puntano como si fuera uno de ellos: no es para menos, entrará en la sede de Azopardo de la mano de Oraldo Britos, un prócer de los privilegios sindicales, y de Luis Barrionuevo, el principal nexo entre la nueva presidencia y el mundo sindical, posición conquistada en el Senado durante la larga noche en que Rodríguez Saá debió pelear por la Rosada con otros popes del PJ.

El encuentro del mandatario con los sindicalistas se va a producir a las 16.30, y para esa hora es posible que estén ya anudados todos los acuerdos. Por lo pronto, los principales dirigentes de las dos CGT ya le armaron un entorno de abogados a Oral-do Britos. Entre ellos, figura la flor y nata del laboralismo sindical: Lucio Garzón Maceda (autor de la «reforma» laboral de Erman González y vinculado a Carlos West Ocampo), Héctor Recalde (el principal inspirador de Hugo Moyano) y Jorge Sáez (ligado a Barrionuevo). Un clásico «pacto negro» del que quedó sin participación Armando «Gitano» Cavalieri. La explicación la dio uno de los más íntimos colaboradores del Presidente: «Al Adolfo le explicaron que Cavalieri ya tuvo su hora con Dumón en el gobierno de De la Rúa». Se refería a que el sindicalista de comercio fue el proveedor de sangre técnica en esa gestión.

• Gestos

Rodríguez Saá inició su gestión haciendo gestos agradables al PJ más ortodoxo: desde la declaración de default hasta la reunión con los piqueteros, que se produjo ayer y en la que los cortadores de rutas fueron tratados como una organización no gubernamental que volverá a administrar planes «de empleo» (uno de los líderes piqueteros ya fue acusado en la Justicia Federal por hacer uso político de esos beneficios).

El idilio de Rodríguez Saá con la CGT se extenderá, seguramente, a otras áreas ligadas a los intereses de los sindicatos y sus «cajas»: queda pendiente la designación del superintendente de obras sociales y también la política que se llevará adelante en el PAMI, cuya crisis es explo-siva. Desde la CGT de Daer le recomendaron a Rodríguez Saá la provincialización, un ensayo que ya produjo en la gestión de Carlos Menem el «ingeniero»

Alejandro Bramer Marcovic. En aquel tiempo el PAMI derivó sus afiliados bonaerenses a la provincia, pero terminaron siendo atendidos por redes de hospitales públicos, lo que produjo la quiebra del sistema de sanatorios privados y la degradación de las prestaciones. Por eso los primeros papeles que circulan sobre el tema alrededor de Rodríguez Saá y de su secretario de Asuntos Sanitarios, Víctor Reviglio, se inclinan por la privatización del PAMI o, por lo menos, de sus principales servicios (un cálculo indica que si, por ejemplo, se terceriza el servicio de ambulancias, se bajarían los costos a la mitad).

Si algunos de estos cambios de políticas provocan tironeos entre los gremialistas, el anuncio principal que realizará el Presidente y su ministro Britos arrancará aplausos: el aumento del salario mínimo vital y móvil. Sin embargo, ayer dos ministros del nuevo gobierno afirmaron a este diario que esa decisión será moderada para hoy: «En la situación en que se encuentra el país es imposible decidir un aumento de salarios», dijeron los dos. En rigor, la iniciativa tiene más que ver con el marketing que con la eventualidad de un aumento de salarios, por lo menos en la cabeza del Presidente (otra cosa puede ser la cabeza del ministro de Trabajo, que es una usina del populismo nacional). La idea de modificar el salario mínimo, vital y móvil quedará reducida a establecer el consejo que lo discute y deter-mina para que entre empresarios y gremialistas comiencen a discutir sobre el tema. Es una alter-nativa más prudente, aunque igual de innecesaria.

• Esperanza

El sector disidente de la CGT, que conduce Moyano, apoyó ayer las medidas económicas dispuestas por Rodríguez Saá, en especial la moratoria de la deuda externa y el plan de creación de un millón de empleos. En un comunicado, la central obrera aseguró que con el nuevo gobierno «los argentinos recuperan la esperanza» y elogió «la gesta» del 19 y 20 de diciembre, que forzó la renuncia del presidente radical Fernando de la Rúa. Esas manifestaciones culminaron «más de una década de resistencias» a un «modelo de especulación y usura que secó al país y marginó hasta la miseria a la mayoría del pueblo». Hacía tiempo que no se lo veía tan oficialista al camionero.

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