17 de mayo 2005 - 00:00

Volvió Baseotto: "No tengo ánimo de lucha"

Anotnio Baseotto
Anotnio Baseotto
El obispo castrense, monseñor Antonio Baseotto, sostuvo ayer que su deseo no es « luchar contra nadie» sino entablar un «diálogo» para buscar una solución al conflicto planteado por la Vicaría Castrense. No obstante ello, el prelado subrayó a su regreso del Vaticano que permanece al frente del obispado castrense, y que se sigue encargando de la tarea pastoral de los efectivos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad y sus familias.

Aunque las partes lo niegan, tanto el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, como el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, se mantienen en contacto buscando preservar el secreto de los trámites, tal como lo establece el acuerdo firmado originalmente en 1957, ratificado en 1992, cuando se elevó el vicariato a la jerarquía de obispado.

Baseotto
dijo ayer, conciliador, que «no pienso luchar contra nadie. Lo que deseo es el diálogo y la ayuda recíproca para buscar el bien de la comunidad argentina en todo punto de vista, tanto desde el punto de vista moral, como desde el punto de vista económico», señaló el prelado.

El obispo castrense hizo estas declaraciones en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, adonde arribó procedente de Roma tras haber visitado el santuario de la Virgen de Fátima en Portugal -a quien le pidió que «ayudara a resolver pacíficamente el conflicto» que mantiene con el gobierno-, la Santa Sede y haberse entrevistado en la audiencia general de los días miércoles con el Papa Benedicto XVI.

• Respaldo

Al llegar al país, el obispo castrense recordó que recibió del Pontífice romano un total respaldo para continuar con su prédica «en favor de la vida».

Baseotto reiteró, en ese sentido, su férrea posición de rechazo al aborto, al señalar que «está comprobado científicamente que es un asesinato». Agregó que «en favor de la vida siempre vamos a tener que luchar porque eso está dentro de doctrina católica. No podemos prescindir». Señaló además que «el aborto científicamente es destruir a un ser humano. Es un asesinato, por más que no les guste, desde el punto de vista antropológico y biológico».

Este tema había sido el eje de la polémica que lo enfrentó con el ministro de Salud, Ginés González García, a quien criticó con dureza en una carta en la que citó un pasaje bíblico que sostiene que a «quien escandaliza a los pequeños, se le debe atar una piedra de molino al cuello y arrojarlo al mar». Esta última frase, incluida en la carta que Baseotto dirigió a González García, fue interpretada por el gobierno de Néstor Kirchner como una desgraciada alusión que remite a los denominados «vuelos de la muerte» de la última dictadura militar (1976/'83).

Baseotto
, por su parte, y seguramente después de haber recibido asesoramiento en la Santa Sede, insistió ayer en que sigue siendo obispo, aunque reconoció que el Estado le quitó el sueldo que cobraba, equivalente a las remuneraciones que perciben los subsecretarios, del orden de los $ 5 mil mensuales.

En la misma línea,
Baseotto sostuvo que se mantiene al frente del obispado castrense. «Yo no lo digo: lo dice la documentación que viene de la Sante Sede», señaló.

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