Volvió dúo Kirchner a criticar a los bancos
También reconocieron, tarde, que en la Argentina hay crisis energética y prometieron cambiar lo que está mal en la economía. Aunque no dijeron qué
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Responsable de las políticas universitarias anticipó "sorpresas" en el presupuesto
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La principales frases de Cristina Kirchner en el acto en Merlo
Lo más importante de la intervención ante los asistentes al almuerzo fue el tono amigable con el cual ofreció al país como un paraíso para los inversores. Hacía recordar, aunque con otro libreto, a la actitud con la cual Carlos Menem ofrecía lo mismo a los mismos auditorios hace quince años. Con tal de vender el producto de una Argentina «con certeza y previsibilidad» repitió varias veces un lema que fue el que más festejó la audiencia: «Nada es eterno». ¿Qué quiso decir? La impresión es que fue una suerte de pedido de disculpas por la rispidez que ha tenido su gobierno con el discurso -no tanto la gente- del mundo de los negocios. Brindó así una pieza pro-business que no se animaría nunca a pronunciar en público en la Argentina. Era lo que se quería escuchar aquí y es propio de los políticos satisfacer a los auditorios.
La senadora improvisó desde el podio y ese ejercicio la metió dos veces en un berenjenal dialéctico: primero cuando aludió a la leyenda de que en Estados Unidos los demócratas son malos administradores y los republicanos buenos, pero que Clinton y Bush mostraban lo contrario. Todo para decir que su gobierno, aunque peronista, podía tener superávit fiscal: «Me hace acordar esto a Bill Clinton. Aquí en Estados Unidos, los demócratas -maginó- siempre han tenido fama de malos administradores, sin embargo Bill Clinton dejó su segunda presidencia con un excelente superávit, que luego una administración republicana»... «Por favor -se interrumpió cuando empezó a escuchar murmullos-, no quiero con esto inmiscuirme en la política interna de los Estados Unidos, mi amigo Tom Shannon me está mirando medio torcido desde la mesa, pero simplemente para saber que los clisés en realidad de demócratas malos administradores y republicanos buenos administradores o progresistas en la Argentina malos administradores y economistas liberales buenos administradores, en realidad es eso: un clisé», remató entre las risas del público.
En otro momento hizo alusión a la tradición científica de la Argentina, probada en sus Premios Nobel. «Somos el único país en toda Latinoamérica que tiene tres Premios Nobel científicos», se ufanó. Le debe haber llegado la mirada del chileno José Miguel Insulza, secretario de la OEA, que estaba sentado en la mesa principal. «Ustedes miren -corrigió- si uno observa Latinoamérica encuentra Premios Nobel en materia literaria, en materia de paz, pero en materia científica el único país que posee Premios Nobel en materia de Ciencias Médicas es la República Argentina». Insulza admitió con el gesto la enmienda.
No faltó, claro, la clase de historia según el resumen Lerú del gobierno: la gestión Kirchner es la única que ha descubierto un modelo de acumulación con inclusión social que consiste en dólar alto, control del conflicto sindical, reindustrialización, crecimiento a zancos chinos e higiene fiscal. Entusiasmada, dijo sobre el final del discurso que ese modelo debería ser una política de Estado; el sueño del autoritario, convertir sus ideas en la ley para todos y congelar cualquier cambio.
El auditorio no era de contradictores, pero en el turno de las preguntas no le trasladaron a la senadora ningún interrogante cáustico. Ni sobre los subsidios, ni sobre la salud de la Tesorería (que cuenta los aportes jubilatorios como activos propios) ni sobre la calidad de los números de la economía que difunde el INDEC, ni sobre la deuda aún en default (sí hubo una queja callejera, que se cuenta aparte).
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