El arte transformó para siempre una calle del sur porteño. El Pasaje Lanín, en el corazón de Barracas, dejó atrás su perfil gris y se convirtió en una galería de arte a cielo abierto. A menudo comparado con Caminito por su atractivo turístico, se consolidó como un hito cultural gracias a la visión y el trabajo del artista Marino Santa María. Aunque también la zona mantiene su interés dentro del mercado inmobiliario y de quienes buscan habitar en esta parte del sur porteño.
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Casas multicolores y fachadas que parecen Caminito: dónde quedan los pasajes del Sur y cuánto vale vivir allí
Transformados en íconos culturales porteños por la intervención del artista Marino Santa María, combinan arte urbano y vida barrial con precios competitivos.
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Pasaje Lanín, la labor del artista Marino Santa María aportó un resultado que consolidó la estética del lugar con materiales duraderos, reflejos de luz y texturas más ricas
El Pasaje Lanín arranca en Suárez y Feijoó y recorre en curva tres cuadras hasta Brandsen, mientras que el Pasaje Icalma nace en Feijoó, junto al antiguo terreno de la editorial Amorrortu y una cooperativa con complejo cultural. Aunque cercano a Lanín, Icalma mantiene un perfil más residencial y solo en parte recibió intervenciones artísticas.
La historia de esta intervención urbana arranca a fines de la década de 1990. Santa María vivía en su casa-taller sobre Lanín y decidió romper los límites de sus cuadros para llevar el arte al espacio público. En 1998 presentó a sus vecinos un proyecto inusual: intervenir las fachadas con diseños abstractos que fusionaban color, geometría y fragmentos de sus obras de caballete.
Con apoyo progresivo del barrio, en 2001 se inauguró la primera etapa de frentes pintados. La intervención sumaba más de 40 casas y se convirtió en un fenómeno único en Buenos Aires. Según el artista, el objetivo era democratizar el arte: "Quería que saliera de las galerías y los museos para mezclarse con la vida cotidiana". Inspirado en el Museo Guggenheim de Bilbao, Santa María llevó el arte abstracto a escala monumental para renovar esta calle de Barracas.
En 2005 llegó la segunda gran transformación: los mosaicos venecianos y los azulejos partidos con técnica de trencadís reemplazaron la pintura original, más vulnerable a la intemperie. Fue el propio Marino quien impulsó este cambio, asesorado por colegas y con respaldo de empresas del sector.
Con los años, la obra recibió premios y distinciones, incluido el reconocimiento de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires como "Sitio de Interés Cultural" y "Patrimonio Cultural de Barracas".
Santa María también incorporó relieves, mejoró veredas y luminarias LED, y logró que este rincón se integrara a los circuitos culturales como la Noche de los Museos o el Distrito de Diseño.
El artista reflexiona: "El proyecto de la calle Lanín fue totalmente una idea mía, nacida de la necesidad de producir una obra con una comunicación distinta. Quería que el arte le diera identidad a un barrio y que fuera parte de la vida diaria. Hoy es un símbolo del sur de la ciudad".
Con cámara en mano
Pablo Gabriel Fernández, especialista en urbanismo y patrimonio histórico, famoso en redes sociales, recorre con frecuencia zonas de la Ciudad, y el Pasaje Lanín no es la excepción. Describió su atmósfera particular: "La paz que se respira allí es maravillosa. El color y la calidez de las fachadas invitan a detenerse. Uno puede intentar fotografiarlo mil veces, pero solo en persona se aprecian los detalles de los mosaicos y el reflejo cambiante de la luz".
Para Fernández, estos proyectos transforman no solo la estética sino la vida comunitaria. "El Pasaje Lanín creó un sentido de pertenencia. Los vecinos participaron activamente y hoy sienten orgullo por su calle. También es un atractivo turístico que dinamiza la zona sin perder el espíritu de barrio", sostuvo.
El éxito del Pasaje Lanín inspiró otras intervenciones cercanas, como el Pasaje Icalma. Aunque menos conocido, este callejón comparte el espíritu tranquilo y una escala humana difícil de encontrar en otras zonas de Buenos Aires.
Fernández amplió: "Allí también se respira arte y comunidad, con el beneficio extra de estar muy cerca de desarrollos como el complejo Barracas Central".
Lo inmobiliario en el sur de CABA
El mercado inmobiliario de Barracas vive una etapa de consolidación. Desde MKS Propiedades explicaron que el barrio combina tradición e historia con accesibilidad y renovación. "La conectividad con el centro, la cercanía a La Boca y San Telmo, y la mejora de la infraestructura hicieron de Barracas una opción cada vez más buscada", destacaron.
La firma destacó la particularidad de los pasajes: "Son verdaderos refugios dentro de la ciudad. Ofrecen calma, estética pintoresca y una vida de comunidad que no se encuentra en las avenidas principales. Son zonas muy valoradas por quienes buscan algo diferente y con historia".
En materia de precios, MKS detalló que en el Pasaje Lanín un departamento de dos ambientes suele ubicarse entre u$s80.000 y u$s120.000, mientras que casas más grandes pueden superar los u$s200.000, dependiendo de metros y estado. En el Pasaje Icalma los valores son similares, aunque algunas propiedades conservan más elementos originales, lo que seduce a quienes priorizan la autenticidad, actualmente se vende una casa de 5 ambientes, con cochera y 5 ambientes en u$s183.000.
Clayton Pearse, de Prizma Brokers, explicó que la revalorización de Barracas se apoya en varios factores. "El desarrollo urbanístico, la mejora en infraestructura y la expansión residencial impulsan los precios. Hay un interés real por parte de familias jóvenes y profesionales que buscan barrios accesibles, con historia y buena conectividad. También influyen políticas como los créditos hipotecarios y el blanqueo de capitales, que dinamizan el mercado", comentó.
Pearse remarcó el valor diferencial de los pasajes Lanín e Icalma: "El arte a cielo abierto, la intervención del artista Santa María y el carácter de pasaje ofrecen un valor patrimonial único. No es solo comprar metros cuadrados, es comprar identidad, historia y una experiencia distinta de ciudad. Además, la cercanía a Barracas Central agrega proyección, porque ese desarrollo genera un polo de atracción y servicios que potencia todo el entorno".
El edificio Barracas Central es uno de los grandes protagonistas del cambio en la zona. Levantado sobre la estructura de la histórica hilandería Piccaluga & Cia, el proyecto recuperó fachadas y materiales originales para transformarse en un complejo de lofts, estudios y amenities modernos.
Habitantes del lugar
Marisa Paula Martínez, vecina del barrio y del complejo, relató: "El Pasaje Lanín es una postal del barrio, tranquilo, con vecinos que se saludan y disfrutan un asado los domingos. Marino Santa María camina como uno más y charla con todos. Sus intervenciones artísticas le dan calidez y color a la zona. Vivir cerca del pasaje es saber que tenés arte en la vereda".
Sobre su experiencia habitando un loft en Barracas Central, describió: "La amplitud fue clave para mí. Venía de una casa tipo chorizo con jardín y acá tengo un espacio práctico, despojado, con libertad para cambiar la disposición. Además, el edificio conserva su historia: fue una fábrica textil que rescató su esencia robusta y se reconvirtió en viviendas modernas. Tiene calles internas, terraza verde y un parque zen. Es como un mini barrio adentro del edificio, con naturaleza y aire libre".
Marianela Brovelli, diseñadora de interiores y también vecina del barrio, coincidió en el valor del arte y la historia: "El Pasaje Lanín es un lugar único. Marino lo intervino hace 25 años y logró captar la atención de todos. Hoy pertenece al Distrito de Diseño y es parte del circuito cultural de la ciudad. Es común ver turistas en bici o a pie, especialmente en eventos como la Noche de los Museos. Pasear por Lanín e Icalma es ver cómo el arte cambió la fisonomía del barrio".
Sobre la vida en un loft, Brovelli comentó: "Es un espacio disruptivo y descontracturado. Aunque no tengan muchos metros, se sienten amplios porque los techos son altos y los ambientes están integrados. Además, el Barracas Central es un complejo único: recicló una construcción histórica y le sumó jardín, piscina, sauna y gimnasio. Tiene accesos cómodos y está cerca de la autopista y de barrios con mucha vida cultural. Es como vivir en un oasis dentro de la ciudad".
Ambas vecinas destacaron el rol social del proyecto. "El Pasaje Lanín no solo cambió la estética, también fortaleció la comunidad. Es un lugar donde todos participan, donde hay identidad. Es parte del orgullo de Barracas", afirmaron.
El subte, será clave
En cuanto al mercado, MKS y Pearse coincidieron en que la zona ofrece oportunidades variadas. Los pasajes Lanín e Icalma tienen casas bajas con patios, terrazas y frentes intervenidos artísticamente, con precios competitivos si se compara con zonas más caras de la ciudad. Un alquiler de tres ambientes oscila en $650.000 allí.
El auge de Barracas se explica, en parte, por su ubicación estratégica. A minutos del centro, con acceso directo a la autopista 9 de Julio Sur (AU1) y conectividad con La Boca, San Telmo y Puerto Madero, el barrio combina tradición y proyección.
Un factor clave, es la futura Línea F del subte, que conectará Barracas con Palermo en un recorrido de 9 kilómetros y 11 estaciones. La primera etapa incluirá paradas como Brandsen y Constitución, lo que mejorará la unión con el resto de CABA y potenciará su desarrollo residencial.
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