Durante casi dos décadas, el cielo de Oceanía tuvo una referencia indiscutible: la Q1 Tower, en Gold Coast, Queensland. Con 322,5 metros de altura y 78 pisos, esta estructura inaugurada en 2005 se mantuvo como el edificio más alto del continente y uno de los íconos del turismo australiano. Su silueta, inspirada en la antorcha olímpica de Sídney 2000 y en las velas de la Ópera de Sídney, se convirtió en una postal del Pacífico Sur.
Cuál es el "techo" de Oceanía y por qué el edificio con el jardín más alto del mundo se prepara para superarlo
Arquitectura y récord: un nuevo proyecto desafía la altura máxima del continente y aspira a cambiar el perfil urbano con diseño eficiente e inversión millonaria.
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El perfil urbano de Gold Coast con la Q1 Tower al centro, frente al océano Pacífico. La torre fue durante casi dos décadas la estructura más alta del hemisferio sur
Ese récord, sin embargo, está próximo a ser superado. En los próximos años, Melbourne pasará a concentrar el nuevo techo arquitectónico de Australia y Oceanía con The Green Spine, un proyecto que propone una fusión inédita de altura, sustentabilidad y diseño bioclimático (y estima concluirse en 2029)
El desarrollo fue diseñado por el estudio holandés UNStudio, liderado por el arquitecto Ben van Berkel, junto con la firma Cox Architecture, con sede en Melbourne. Tendrá dos torres: una principal de 365 metros y otra secundaria de 252 metros, conectadas por una columna vegetal continua que recorrerá la fachada a lo largo de 5,5 kilómetros lineales de vegetación.
La obra en Australia, con una inversión estimada en u$s1.300 millones, se inscribe dentro del plan de renovación urbana del distrito cultural de Southbank, un área que concentra galerías, teatros, centros de diseño y edificios públicos. La torre principal superará en más de 40 metros a la Q1 Tower y se convertirá en la estructura más alta de todo el hemisferio sur.
Una nueva competencia en altura
Hasta hoy, la Q1 Tower mantiene el liderazgo regional. Solo Australia 108, también en Melbourne, logró acercarse con sus 316,7 metros de altura total. Ambas fueron reconocidas por el Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH) como ejemplos del avance tecnológico en la construcción vertical australiana.
Pero la tendencia se acelera. El boom inmobiliario de Melbourne y su perfil como capital cultural del país transformaron la ciudad en el nuevo polo arquitectónico de Oceanía. De los 17 rascacielos de más de 200 metros existentes en la región, siete se ubican allí.
Con The Green Spine, Melbourne no solo busca un nuevo récord: pretende reafirmar su liderazgo en diseño sustentable. “El objetivo es integrar naturaleza y tecnología para redefinir cómo vivimos en altura”, explicó Ben van Berkel durante la presentación del proyecto.
El jardín más alto del mundo
El rasgo distintivo del desarrollo será su fachada verde continua, que lo convertirá en el jardín vertical más alto del mundo. Los balcones y terrazas escalonadas permitirán el crecimiento de miles de plantas adaptadas al clima oceánico, seleccionadas por su bajo consumo hídrico y su capacidad de absorción térmica.
Los arquitectos estiman que la vegetación cubrirá el equivalente a cinco canchas de fútbol distribuidas a lo largo de las fachadas. Los sistemas de riego y mantenimiento estarán automatizados y alimentados parcialmente con energía solar y reciclado de agua de lluvia.
El concepto de “columna verde” que da nombre al proyecto (Green Spine) busca reproducir un ecosistema vertical que mejore la calidad del aire y reduzca la temperatura interior. “Cada planta actuará como un pequeño sumidero de carbono y parte de una red viva que envuelve al edificio”, detalló Van Berkel.
Según el plan maestro, la torre incorporará ventilación natural cruzada, fachadas con doble piel y tecnología de recuperación de energía en los ascensores. La idea es reducir el consumo eléctrico en un 30% respecto a un edificio tradicional de su escala.
Diseño, materiales y viviendas
The Green Spine incluirá más de 700 unidades residenciales, además de oficinas, hotel, locales comerciales y espacios públicos. Los departamentos tendrán alturas de entre 2,7 y 3 metros, con terminaciones en piedra dolomita, madera natural y equipamiento alemán de bajo consumo.
Las unidades más amplias, ubicadas en los niveles superiores, superarán los 1.000 metros cuadrados y, según el mercado, alcanzarán precios de entre u$s15 millones y u$s35 millones. Las más pequeñas, de 50 a 62 m2, partirán desde u$s700.000.
Los residentes tendrán acceso a gimnasios, piscinas cubiertas, terrazas comunes, áreas de coworking y un mercado gastronómico en la planta baja. El conjunto incluirá un espacio público de más de 3.000 m2 destinado a eventos, ferias y actividades culturales.
La propuesta forma parte de un programa urbano que conectará el Southbank Boulevard con los Jardines Botánicos Reales y el Recinto de Arte de Melbourne, reforzando el vínculo entre arquitectura y vida pública.
Un desafío técnico sin precedentes
El costo de construcción promedio se calcula en u$s4.800 por metro cuadrado, un valor alto para los estándares australianos pero acorde con la complejidad estructural del proyecto. Se requerirán más de 40.000 toneladas de acero y 150.000 metros cúbicos de hormigón, además de un sistema especial de anclaje para las terrazas ajardinadas.
El cronograma prevé el inicio de obras antes de fin de 2025 o en el primer trimestre de 2026. La construcción se dividirá en dos etapas: primero la torre residencial principal y luego la estructura menor, que concentrará oficinas y hotelería.
Las autoridades locales destacaron que el proyecto cumple con los estándares del Green Building Council of Australia, que certifica las edificaciones con bajo impacto ambiental. En términos de ingeniería, la torre exigirá innovaciones en aislamiento acústico, control de viento y eficiencia estructural frente a sismos.
Herencia y competencia regional
La Q1 Tower, diseñada por Sunland Group, conserva un rol emblemático en la arquitectura australiana. Su mirador, ubicado a 230 metros de altura, ofrece vistas panorámicas sobre el litoral de Queensland y sigue siendo uno de los atractivos turísticos más visitados del país.
De noche, el edificio funciona como faro urbano frente al océano Pacífico, iluminado por un sistema de luces LED que realza su forma inspirada en las velas náuticas. Desde su inauguración en 2005, fue también el edificio más alto del hemisferio sur hasta la construcción de Australia 108, aunque sin perder su simbología.
Cuando The Green Spine esté terminado, su torre principal desplazará a la Q1 por más de 40 metros y se ubicará entre los 30 rascacielos más altos del mundo. Pero su verdadero récord no estará en los números, sino en su enfoque ambiental.
El proyecto representa un cambio de paradigma: un edificio que no solo busca romper récords de altura, sino reducir su huella ecológica.
Melbourne, laboratorio de verticalidad verde
Melbourne se consolida así como la capital arquitectónica de Oceanía. En los últimos cinco años, la ciudad impulsó más de 20 proyectos de torres con criterios de eficiencia energética, materiales reciclables y fachadas vegetales.
La apuesta responde a una política urbana que incentiva la densificación sustentable, combinando usos mixtos, transporte público y espacios verdes. The Green Spine simboliza la culminación de esa tendencia.
“La arquitectura contemporánea debe reconciliar la escala humana con la escala urbana. La naturaleza no puede quedar relegada al suelo”, afirmó Van Berkel en la última conferencia del World Architecture Festival.
El diseño retorcido de las torres —que parecen girar sobre sí mismas— busca justamente esa transición visual entre la ciudad y el cielo, mientras el eje verde actúa como un “cordón biológico” que conecta la base con las alturas.
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