La flor de cempasúchil, una especie que cubre a México en el Día de Muertos, corre riesgos por el cambio climático. La especie, que también es un motor económico, solo este año sufrió por las lluvias torrenciales en más de 37.000 acres de cultivos.
Día de Muertos en México: la flor nacional de la celebración corre riesgos por el cambio climático
Se trata de una especie valorada para la celebración. Sin embargo, diversos fenómenos naturales afectaron los cultivos en el último tiempo, sumado a la quema de energías como el gas.
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La flor es considerada una conexión entre vivos y muertos para las celebraciones del 1 y 2 de noviembre.
La agricultora Lucía Ortíz, en diálogo con AP, confesó que avanza con dificultad en la tarea con esta flor, también conocida como caléndula mexicana. La misma se cultivó durante generaciones y toma protagonismo cada año en las celebraciones de principios de noviembre.
Mientras Ortíz (50) y otros agricultores agrupan racimos de la planta para vender en los mercados de la capital, se preguntan en silencio qué quedará de su sustento en el futuro. Esto se debe a perjuicios tales como lluvias torrenciales, sequía prolongada y otros impactos del cambio climático.
La flor del Día de Muertos, en riesgo por el cambio climático
Los mismos están causados por la quema de combustibles como el gas, el petróleo y el carbón, que se volvieron cada vez más comunes. Los agricultores, que dependen de los altibajos del clima para sus cosechas, están en la primera línea de la crisis climática.
Solo este año, los productores de cempasúchil sostuvieron pérdidas de la mitad de su cosecha de flores debido a las fuertes lluvias e inundaciones. “Este año sí hemos perdido mucho. De hecho, nos costó mucho trabajo sacar el cultivo de cempasúchil porque había momentos en los cual no teníamos para costear algunos fertilizantes”, comentó Ortíz.
La flor naranja se convirtió en un símbolo de la celebración mexicana del 1 y 2 de noviembre, por considerarla una conexión entre el mundo de los muertos y los vivos. Esta también es un motor económico crucial en todo México y los grupos comerciales predicen que generarán casi u$s2,7 millones para los agricultores en 2025.
La cosecha de esta flor está afectada por la quema de combustibles como el gas, el petróleo y el carbón.
Alternativas para que la cempasúchil sobreviva
Cada año, los lugareños comienzan a plantar las semillas de caléndula en julio y cultivan las plantas para cuando la temporada de lluvias llega a su fin. Pero sostienen que recibieron duros golpes durante años consecutivos, ya que las fuertes lluvias, la sequía, las inundaciones y otros cambios climáticos volvieron cada vez más difícil mantener las cosechas vivas.
Este año, las lluvias torrenciales que se prolongaron durante meses arrasaron más de 37.000 acres de cultivos en todo el país, según cifras del gobierno. Entre las soluciones que buscan las autoridades gubernamentales, más allá del alivio económico a corto plazo, aparece un banco de semillas conocido como Toxinachcal.
En este, hombres con trajes blancos examinan meticulosamente brotes en un plato de laboratorio. Los científicos llevan año y medio trabajando y acumulando miles de variantes de semillas de especies de plantas nativas, incluidas 20 variantes de cempasúchil, en frascos que alinean congeladores gigantes con la esperanza de que la instalación de almacenamiento sea una herramienta clave para combatir los efectos más adversos del cambio climático.
La bióloga Clara Soto Cortés, jefa del banco de semillas, afirmó que parte de la razón por la que el cultivo fue devastado se debe a que los agricultores en los últimos años optaron por una variante híbrida de EEUU. La diversidad genética de estas variedades mexicanas las hace más resistentes a cambios climáticos drásticos como los vistos este año, dijo Soto.
“Estas semillas nativas son semillas adaptadas a diferentes contextos geográficos, es decir, pueden crecer en zonas altas, en zonas bajas, en zonas donde hay bastante humedad o en zonas donde no hay; hay semillas que son resistentes a insectos”, explicó.
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