9 de febrero 2011 - 22:36
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Sin embargo, para él la relativa fuerza de las redes sociales radica en lo que se fue gestando a través del tiempo, provocando que los usuarios salgan a las calles a movilizarse: "Pueden servir para expresar enojo o voluntad de cambio, pero normalmente se transforman en más relevantes cuando hay colectivos que se comprometen en movilizarse".
En similar sentido, la investigadora y periodista especializada en Tecnologías de la Información, Laura Siri, destacó que las redes sociales en general no pueden llegar a "cambiar un curso de acción planeado" ya que "para que la resistencia pueda llegar a tener algún efecto, debe manifestarse también en presiones más concretas".
Durante las protestas en El Cairo los manifestantes salieron a las calles a demostrar su descontento exigiendo la renuncia del presidente Hosni Mubarak. Dichas críticas son el resultado de un descontento que se ha ido acumulando a lo largo de los años. En ese sentido, Siri sostiene que las redes sociales son herramientas y que "no son las únicas ni las principales a la hora de hacer caer un gobierno".
Con el crecimiento de las redes sociales en los últimos años se puso el ojo sobre los controles que los gobiernos pueden ejercer sobre la Web. ¿Pueden las autoridades controlar el tráfico en la red a gusto y paciere? Según Gobbi, "los usuarios se las van a arreglar para comunicarse, a través de diversas tácticas, como publicar de manera anónima". En tanto, Siri enfatizó que el caso de Egipto "muestra que es muy factible censurar toda la red si se considera oportuno". La especialista aseguró que "si se dice algo censurable en Facebook o Twitter, las autoridades pueden presionar a estas empresas para brindar los datos personales para ubicarlo y, si lo desea, encarcelarlo".
El gobierno de Egipto no fue el primero que intentó ponerle un freno a las redes sociales. Tal vez el caso más recordado hayan sido las protestas tras las elecciones presidenciales de Irán en 2009.
Luego de los comicios se realizaron importantes manifestaciones en Teherán contra un presunto fraude electoral. En aquella oportunidad los especialistas sindicaron que las redes sociales fueron también una herramienta para comunicarse entre los manifestantes. Luego que estallaran las revueltas, las autoridades iraníes bloquearon la conexión de Internet afectando principalmente a sitios como YouTube, Facebook y Twitter.
Pero tal vez uno de los casos más resonantes de los últimos meses haya sido el de WikiLeaks. Días después que estallara el escándalo de los cables filtrados, autoridades norteamericanas presionaron a la empresa Amazon.com para que deje de alojar el sitio que reveló los informes diplomáticos. En diciembre del año pasado el presidente de la Comisión de Seguridad Nacional del Senado estadounidense, Joe Lieberman llamó "a cualquier otra organización que brinde el servicio de hosting a WikiLeaks a terminar inmediatamente su relación con ellos".
En aquella ocasión los servidores de WikiLeaks dejaron de ser alojados en EEUU para mudarse a Europa. Algunos internautas, ante el temor que la prohibición de alojamiento alcanzara al Viejo Continente, montaron sitios espejos que rápidamente se propagaron por la web manteniendo online el sitio.
Sin embargo, para algunos especialistas la red china es una de las más censuradas del mundo. Según un informe publicado en junio de 2010 por Isaac Mao Xianghui, miembro del Centro Berkman de Internet y Sociedad de la Universidad de Harvard (EEUU), se calcula que en China elimina a diario un 95% de los contenidos que se publican en los 220 millones de "blogs" existentes en el país asiático. El experto aseguró que "los internautas son como ratas y el mecanismo de censura es un gato. Hay demasiados ratones y el gato no sabe cuál cazar".
Para Gobbi el caso de China y su Great Firewall "difícilmente se extienda" a otros países porque "implica una enorme inversión en buscar censurar a los ciudadanos, y pocos gobiernos tienen los medios para hacerlo". Por otra parte, Siri agregó que Internet "no tiene propiedades que intrínsecamente favorezcan la libertad" porque "su arquitectura puede ser modelada tanto para la libertad como para el control".
En definitiva, si bien funcionaron como un instrumento más, lo cierto es que no fueron las plataformas como YouTube, Facebook o Twitter las que hicieron poner en vilo al mandatario del país árabe: "Muchos gobiernos han caído en la historia cuando no existía Internet", enfatizó Siri.
Las protestas en Egipto actualizaron la supuesta relevancia que adquirieron las redes sociales en momentos de descontento popular y la posibilidad de los gobiernos de censurar sus contenidos. ¿Puede un gobierno impedirle de forma total a los usuarios publicar material en Internet? ¿Podrán los propios internautas superar las posibles restricciones? El debate sigue abierto.
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