La sexta edición del Global Technology Report de Bain & Company advierte que hacia 2030 la inteligencia artificial exigirá $2.000 millones de dólares adicionales en ingresos anuales para financiar la capacidad de procesamiento que requiere su crecimiento a nivel global. Incluso con los ahorros que genera la propia IA, el mundo seguirá enfrentando un déficit de $800 mil millones, lo que pondrá bajo presión tanto a grandes economías como a mercados emergentes.
El futuro de la IA costará $2.000 millones por año y Argentina tendrá que seguir mostrando señales de avance
Para Argentina, los desafíos en infraestructura, conectividad y desarrollo de talento serán clave para sostener la competitividad en un entorno global cada vez más fragmentado por la aceleración de la inteligencia artificial y las tensiones geopolíticas.
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El estudio estima que la demanda incremental de capacidad de procesamiento para IA alcanzará los 200 gigavatios en 2030, con Estados Unidos absorbiendo la mitad del consumo energético.
El estudio estima que la demanda incremental de capacidad de procesamiento para IA alcanzará los 200 gigavatios en 2030, con Estados Unidos absorbiendo la mitad del consumo energético. En este contexto, las economías emergentes deben tomar decisiones estratégicas para garantizar su participación en un ecosistema cada vez más fragmentado por tensiones geopolíticas, soberanía digital y limitaciones en infraestructura.
“La IA avanza más rápido de lo que lo hace la infraestructura que la soporta. Para 2030, los líderes tecnológicos tendrán que movilizar cerca de $500 mil millones en gastos de capital y asegurar $2 billones en nuevos ingresos. La presión sobre la energía, los semiconductores y las cadenas de suministro no tiene precedentes”, afirmó David Crawford, presidente de la Práctica Global de Tecnología de Bain.
El estudio reconoce que las empresas más avanzadas tecnológicamente están impulsando el desarrollo de capacidades de IA agente, lo que está generando una tasa de innovación sin precedentes, según el informe. Durante los próximos tres a cinco años, entre el 5% y el 10% del gasto en tecnología podría destinarse a la construcción de capacidades fundamentales de IA, incluidas plataformas de agentes, protocolos de comunicación, acceso a datos en tiempo real y descubribilidad para agentes. Bain estima que hasta la mitad del gasto total en tecnología de las empresas podría utilizarse en agentes de IA operando en toda la organización.
El reporte también señala que los proveedores de software como servicio (SaaS) se encuentran ante una disrupción profunda. La llegada de la IA generativa y agentica no necesariamente implica obsolescencia; por el contrario, puede ampliar el mercado total disponible para quienes logren integrarla de forma estratégica. En un escenario dominado por la inteligencia artificial, las compañías deberán controlar sus datos, liderar en estándares y evolucionar hacia modelos de negocio basados en resultados, más que en el número de usuarios.
La investigación advierte, además, que los aranceles, los controles de exportación y la apuesta de gobiernos por construir capacidades propias en IA están acelerando la fragmentación de las cadenas de suministro tecnológicas. Estados Unidos y China marcan el ritmo de este proceso, y el gigante asiático ya concentra cerca del 20% de la capacidad global de fabricación de chips.
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