La discusión global sobre los minerales críticos ya no se limita al litio o al cobre: en pleno ascenso de la Inteligencia Artificial, la Superconductividad y la Energía de Fusión, las tierras raras regresan al centro del tablero geopolítico. Y Argentina, aunque todavía con un recorrido incipiente, aparece con un potencial que podría situarla dentro del grupo de futuros proveedores estratégicos. Esa es la principal conclusión del informe elaborado por Eduardo Barrera, ex secretario de Minería de la Nación y asesor de la Unión Europea, quien desde hace décadas sigue la evolución internacional de estos elementos esenciales para las tecnologías avanzadas.
Lo que busca todo el mundo, Argentina lo ha ignorado: el renacer de las tierras raras
Argentina vuelve a aparecer en el mapa global de los minerales críticos gracias a su potencial en tierras raras, insumo clave para la IA, la superconducción y la energía de fusión.
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El potencial argentino en tierras raras no es solo geológico: es estratégico. Implica volver a explorar, actualizar marcos normativos, generar capacidades industriales, coordinar políticas de ciencia y tecnología.
El documento, al que tuvo acceso Energy Report, repasa el rol creciente de las tierras raras en sectores de frontera tecnológica como la Superconductividad de Alta Temperatura (HTS) -especialmente los compuestos YBCO basados en Itrio, Bario y Óxidos de Cobre-, claves para el Confinamiento Magnético del Plasma generado por la Energía de Fusión (no confundir con la actual energía nuclear o energía de fisión). Objetivo estratégico tanto de China como de EEUU y la Unión Europea, conscientes que sin energía limpia, barata y abundante no se podrá desarrollar todo el potencial de la Inteligencia Artificial General (AIG -capaz de razonar en cualquier dominio).
Estas nuevas generaciones de imanes permanentes (REBCOs), van mucho mas allá de los utilizados en autos eléctricos y turbinas eólicas, tales como el Neodimio (Nd) y el Disprosio (Dy), llamados también Tierras Raras Magnéticas, porque son la base de los imanes de neodimio-hierro-boro (NdFeB), los más potentes usados en motores eléctricos y discos duros.
La mayor Densidad Magnética de los REBCOs es clave para los sistemas de Defensa, la Computación Quántica y la Energía de Fusión. Según Barrera, todos estos desarrollos tienen un denominador común: la demanda sostenida y creciente de elementos de tierras raras, al punto de que se han convertido en la base material de la competencia tecnológica global. “Sin energía no hay Inteligencia Artificial”, sintetiza el informe, subrayando que los materiales críticos condicionarán la capacidad de los países para participar de esa revolución, en el corto, medio y largo plazo.
El análisis también destaca los avances internacionales que están acelerando esta carrera. China acaba de romper récords de Temperaturas de Ignición (superiores a los 100 millones de grados celsious), necesarias para iniciar el proceso de fusión y de Densidad Magnética para el confinamiento del plasma en sus reactores experimentales, lidera el ranking mundial de patentes , y ha creado una empresa estatal con más de 2.000 millones de dólares de capital inicial para llevar la Fusión Nuclear al mercado.
En la misma carrera hay que apuntar a proyectos con financiamiento público como ITER, en Francia, y MIT, en Estados Unidos, pero también con un emergente sector privado en EEUU y UK, que demandan nuevos materiales y superconductores basados en óxidos complejos como los REBCOs. En ese contexto, los países capaces de proveer estos elementos no solo abastecerán a las nuevas industrias sino que también tendrán influencia estratégica.
Argentina aparece en el mapa con una trayectoria modesta pero significativa. Barrera recuerda que la primera exploración sistemática de tierras raras en el país se realizó en 1988–1989, en Misiones, con un enfoque pionero que podría retomarse hoy con nuevas prioridades, metodologías y mayor precisión geológica. Incluso, antes, en los años 40, ya se había extraído una tonelada de Tierras Raras (Monacita) en Valle Fértil, San Juan. Son antecedentes que, aunque poco conocidos, constituyen un punto de partida de una potencial industria mineral de alto valor agregado.
“Argentina debiera priorizar la búsqueda de Tierras Raras Pesadas (las más estratégicas) para recuperar el tiempo perdido”, especialmente en sectores de la Patagonia donde las arenas pesadas ofrecen un entorno geológico favorable, advierte el especialista. Su informe señala que el país debería avanzar decididamente hacia modelos de exploración moderna, exigencias ambientales compatibles con estándares europeos y programas de industrialización asociada.
El informe también incorpora una dimensión tecnológica y económica que suele quedar fuera del debate local. Las tierras raras no solo son insumos industriales: se han convertido en insumos geopolíticos. Estados Unidos, China, Europa, Corea y Japón ya avanzan en políticas de abastecimiento seguro, incentivos para exploración y financiamiento de cadenas de valor completas. Todo lo cual abre una ventana de oportunidad que, según Barrera, Argentina está en condiciones de aprovechar estratégicamente.
Cómo puede aprovechar Argentina las tierras raras
En materia científica y tecnológica, la Argentina cuenta con capacidades subutilizadas que podrían complementar un programa de desarrollo de tierras raras: laboratorios públicos con experiencia en caracterización mineral, institutos especializados en materiales avanzados y un ecosistema académico con trayectoria en metalurgia extractiva. Sin embargo, esa base dispersa necesita unificarse bajo una planificación de largo plazo, con financiamiento sostenido y objetivos realistas que abran la puerta a alianzas internacionales.
El potencial argentino en tierras raras, entonces, no es solo geológico: es estratégico. Implica volver a explorar, actualizar marcos normativos, generar capacidades industriales, coordinar políticas de ciencia y tecnología y, sobre todo, integrarse a alianzas internacionales donde estos minerales ya son tratados como activos críticos, dado que la competitividad futura dependerá de anticiparse a estos cambios. “Lo raro no son las tierras raras -plantea Barrera en su informe-. Lo raro es que Argentina aún no haya tomado una decisión estratégica sobre ellas”. Su diagnóstico es claro: la ventana de oportunidad está abierta, pero no lo estará para siempre.
La transición energética global, la expansión tecnológica y la disputa geopolítica por los materiales críticos avanzan a una velocidad inédita. Los países que ya han entendido esta dinámica trabajan para asegurar recursos, desarrollar cadenas productivas y consolidar proveedores confiables. La Argentina, con antecedentes exploratorios y potencial identificado, tiene la posibilidad de posicionarse como jugador relevante. Pero para eso necesita algo más que condiciones geológicas: necesita visión de futuro, capacidad de ejecución y una política inteligente que abra el camino hacia una industria que hoy está moldeando la tecnología del mañana.







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