27 de octubre 2022 - 00:00

Una actividad bajo su propia lupa: cuando el teatro habla de sí mismo

Son numerosas las obras en cartel que hacen de la profesión del actor, o de la práctica escénica, el argumento central.

Vitalicios. La obra se ocupa de unos funcionarios que deben quitar los subsidios al teatro y otras artes.

Vitalicios. La obra se ocupa de unos funcionarios que deben quitar los subsidios al teatro y otras artes.

Hoy son numerosas las obras en cartel que tienen al teatro como eje central o lateral de la trama, ya sea a través de algún personaje; otras se ocupan también de la vida del artista. Algunas toman clásicos como “Hamlet” o “Ricardo III” y reflexionan sobre la profesión del oficio teatral. La pregunta por el público es inevitable: cuando el teatro se convierte en objeto de sí mismo, ¿no se corre el riesgo de apuntar sólo a un nicho teatrero? ¿No se cae en un teatro para teatristas que aleje al público genuino? Sobre este tema dialogamos con varios directores que se ocupan de este asunto.

Daniel Casablanca de “Los Macocos” presenta “Maten a Hamlet” que está de gira y tendrá temporada en Mar del Plata. “Encaramos la versión desde el punto de vista de los actores que van a representar ‘Hamlet’ y se desencadena la tragedia”, dijo. “Entonces pensamos en el actor que quiere sobrevivir y se encuentra en un castillo lleno de intrigas. Está el punto de vista de la compañía independiente que se pregunta si alguien les va a pagar, pero también se cuenta la obra. El teatro que hacemos es de comicidad y humor, es popular y familiar. ‘Hamlet’ es el clásico más visto y más representado en la historia del teatro. Tengo sobrinos jóvenes a quienes les pregunté si habían visto o leído ‘Hamlet’ y me dijeron que no, pero lo conocían por el capítulo de Los Simpsons que habla sobre ‘Hamlet’. Hay buena y mala info y nuestro espectáculo es la posibilidad de verlo por primera vez para muchos”.

“El que conoce ‘Hamlet’ se ríe de algunas cosas”, prosiguió. “El especialista se reirá de otras y para quien lo descubre se divierte, se conmueve, no verá una obra solemne. Los Macocos tenemos un lenguaje y estética de teatro dentro del teatro, solemos exponer el artificio teatral desde el quiebre, el comentario, el recurso del clown y eso no es nada culto ni sino lo contrario, apunta a la risas del espectador común. El humor termina siendo ese puente para hablar de cosas más importantes. Hamlet es la excusa para reencontrarnos con el público”.

“Algo de Ricardo” con dirección de Mónica Benavídez con Osmar Núñez traza un paralelismo entre el actor que interpreta a Ricardo y la obra de Shakespeare. Presentó tres temporadas y vuelve el año que viene. Benavídez también dirige “Vitalicios”, de Sanchis Sinisterra, sobre unos funcionarios que deben quitar los premios vitalicios al teatro y otras artes, problematiza sobre los apoyos a la cultura y tiene citas de otras obras teatrales como “El montaplatos” de Pinter. Se representa los domingos a las 20.30 en El Crisol.

“Corremos el riesgo de apuntar a un público sólo teatrero pero no es mayor al riesgo que corremos siempre en el teatro independiente”, sostuvo Benavídez. “El público se divierte con nuestro detrás de escena y nos reímos de nosotros mismos. Nuestro trabajo es poder contar el cuentito en varias capas, tantas como espectadores tengamos en las butacas. Con Osmar comentamos lo loco de la gente que nos espera a la salida para comentar que en su lugar de trabajo siempre hay algún Ricardito”.

Gabriela Izcovich escribió, dirige y actúa en “¿Qué pasó todo este tiempo?” en la que uno de los personajes es actor y hace partícipe a otros en las peripecias teatrales. Se pone en escena los sábados a las 20 en el Portón de Sánchez. Izcovich indicó: “Mi obra tiene comicidad, me burlo y me divierto con lo que es el ambiente teatral, mi mundo. Siempre está presente en mis obras, es mi vehículo de expresión, siempre hago referencia a lo teatral. La situación del teatro dentro del teatro es un recordatorio que lo que el público está viendo es mentira”.

Alejandro Casavalle dirige “Casa de muñeco” sobre un arquitecto que decide tomar clases de teatro en el Rojas ante la negativa de su mujer, escribana, quien se opone por prejuicio. Se presenta los viernes a las 20.30 en el Método Kairós.

“La obra intenta acercar a la gente al teatro”, reflexionó Casavalle. “No es eco de nosotros mismos sino que plantea esa curiosidad en relación al teatro. La sitúo en los años 90, cuando el Rojas tenía gran efervescencia y operaba como formador no sólo de actores sino de público. La gente iba a los talleres del Rojas y eso los llevó al teatro. Llega mucho público que no es del teatro y sintió que aprendía sobre esto. En ese tratar de encontrarse se habla del teatro, como un umbral entre el espectador y la obra. Es un reflejo de los seres humanos más que una obra que habla sobre el teatro”.

“Yo solo quiero actuar de Gaby Avila” también se embarca en el mundo de los actores y se presenta los domingos a las 20.30 en La sodería. Marcelo Savignone estrenó “De interpretatione”, en la que se vale de la filosofía de Paul Ricoeur para recorrer su propia producción teatral a partir del trabajo con clásicos como Chejov y Shakespeare. Se presenta en el teatro Belisario. “Se armó una dramaturgia a partir de recrear hoy esos textos que son de hace diez años”, expresó Savignone. “Me animé a revelar los problemas de la interpretación que se pusieron en juego. Hago teatro hoy porque muchas personas lo hicieron y lo pensaron antes”.

Finalmente, Yosca Lázaro dirige los sábados a las 20 en Animal teatro “El manifiesto de las alas rotas” sobre cuatro actrices que dan cuenta de los desafíos de la profesión en el teatro independiente. “Hay un riesgo de hacer un teatro para teatristas”, admitió Lázaro, “pero está en uno resignificarlo hacia la humanidad de los personajes para que el público se pueda ver reflejado. A estos personajes los atraviesa el teatro como a otros pueden atravesarlos otras actividades”.

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