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El optimismo respecto a la economía también se percibió en la reunión de Gabinete Nacional, donde justamente se mostraron indicadores que muestran crecimiento. "Se habló en particular del aumento de un 160% del cemento (producto de la obra pública); de un aumento del 44% de la industria automotriz y del 50% de la motos", entre otros datos comentaron en la Casa Rosada.
• Turismo
El sector turístico, al menos públicamente sostiene que esta es una mala temporada. En la reunión de Gabinete, el ministro de Turismo, Gustavo Santos aportó datos que demostrarían que la realidad al menos es diferente a las quejas. "Hubo un 38% más de turismo receptivo", al tiempo que el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich aportó que "una compañía aérea pido realizar viajes de Belo Horizonte a la Argentina una vez por semana y ya solicitó que se le autorice a dos veces porque lo superó la demanda".
Respecto de la temporada turística local, Santos aclaró que "enero fue mejor que el año pasado y febrero parece que será mejor aún".
En el día que se conoció que la actividad industrial el año pasado, según el INDEC, cayó 4,6% en el entorno de Dujvone se muestran confiados que "este año donde van a crecer tanto el consumo como las exportaciones". Reconocen que en el 2016 hubo una caída en el consumo, que la construcción recién empezó a mostrar signos positivos en el noviembre y que Brasil no ayudó.
La economía este año, de acuerdo al Gobierno, comenzará a "recuperar empleo y salario real en el segundo semestre, y ese proceso va a continuar", explican. Un punto a favor es que "las exportaciones industriales ayudaran porque Brasil comienza a estabilizar su economía". Además "habrá un crecimiento bastante fuerte en las exportaciones con una cosecha que va a andar por los 120 millones de toneladas contra 107 millones de 2016"
En un año electoral resulta clave que los tres componentes de la demanda: consumo, inversión y exportaciones crezcan, aseveran en la Rosada. Por esta razón, si bien está previsto que se efectué un nuevo aumento de tarifas, este recién se aplicaría para noviembre (pasadas las elecciones).
La duda es si los sindicatos se mostraran receptivos a negociar en base a una inflación futura. En el Gobierno confían que sí porque piensan que "los salarios reales van hacia un año de recuperación que se suma al aumento de empleo que ya estamos viendo en los últimos meses". Apuestan a que se replique lo que ocurre en el sector público cuyas paritarias "tienen que estar bastante en línea con la inflación esperada".
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