19 de noviembre 2025 - 13:17

Conectagro 2025: Bayer convoca al sector a pensar una red más fuerte y competitiva

La compañía reunió a productores, industria, academia y funcionarios en un encuentro donde se discutió innovación y articulación público-privada. “Tenemos que fortalecer la red”, afirmó el CEO Juan Farinati.

Juan Farinati, presidente y CEO de Bayer Cono Sur.

Juan Farinati, presidente y CEO de Bayer Cono Sur.

En un auditorio repleto y con una agenda que buscó tender puentes más que marcar diferencias, Bayer celebró Conectagro 2025, un encuentro que atravesó los grandes debates del sector: competitividad, innovación, presión impositiva, infraestructura y, sobre todo, la necesidad de construir una “red sólida” que deje atrás la lógica de la competencia aislada.

El tono lo marcó desde la apertura Juan Farinati, presidente y CEO de Bayer Cono Sur, con un mensaje directo: “Es raro que un sector tenga tanta relevancia en el PBI y genere más del 60% de los dólares que ingresan al país. Pero cuando pensamos en el futuro, no todo se refleja en números”. Su planteo giró sobre un concepto repetido a lo largo del evento: fortalecer la red para que el agro pueda proyectarse más allá de coyunturas y tensiones.

Farinati propuso salir de la idea de “cadena” y hablar de ecosistema, porque “cuanto más fortalezcamos esta red, más valor podremos generar para nuestro país”. Reivindicó la empatía como condición para construir futuro: “Competimos más de lo que colaboramos; hay espacio para ambas cosas. La pregunta es qué podemos aportar cada uno para que el otro agregue valor”. También llamó a trabajar la relación con la sociedad: “Nos cuesta hablar del sector con otros. Necesitamos contar nuestra historia y evitar que la cuenten otros”.

Colaboración, competitividad, logística e institucionalidad

El primer módulo, “Colaboración que impulsa el presente”, se convirtió en el tramo central del evento por la amplitud de temas tratados y la presencia de actores con miradas complementarias: Ángeles Naveyra (presidenta de Fundación Barbechando), Fernando Cozzi (Director Ejecutivo de Cargill en Argentina), Carla Martín Bonito (presidenta de COPAL) y Germán Weiss (productor agropecuario y miembro CREA). La moderación estuvo a cargo de Eleonora Cole.

Weiss abrió con una afirmación que es casi un mantra en el sector: “Los productores incorporamos tecnología muy rápido cuando vemos que es eficaz. El problema es cómo accedemos a ella: el costo y las trabas institucionales nos frenan”. Añadió un punto que resonó en toda la sala: el estancamiento productivo derivado de años de presión impositiva y reglas inestables. “El mundo creció un 50% en leche, carne y granos, y Argentina nada”, sostuvo, y advirtió sobre las pérdidas ocultas que genera la falta de caminos rurales adecuados: “Cuando se inunda un camino, no solo baja la ganancia del productor: baja la superficie sembrada y baja la calidad de vida de los pueblos”.

Cozzi, desde Cargill, profundizó en el tema logístico, clave para un país exportador. “Tenemos 4.000 barcos al año y solo un poco más del 10% de la carga va en tren. Mejorar la hidrovía y los ferrocarriles daría competitividad inmediata”. También destacó la relevancia de la trazabilidad, especialmente en mercados como Europa. “La agricultura de precisión y las certificaciones se volvieron centrales para la exportación”.

Martín Bonito agregó la visión de la industria alimentaria, donde la logística y la carga tributaria pegan de lleno: “En alimentos y bebidas, la incidencia impositiva ronda entre el 40% y el 50%, mientras que el promedio regional es del 30%. Y los costos logísticos son un 40% más altos que otros países de la región”. Señaló avances concretos, como los bitrenes, la simplificación documental y los depósitos digitales, pero insistió en que “si la logística se traba, es mucho el valor que se pierde”.

Naveyra, desde Fundación Barbechando, llevó el debate al Congreso: “La gran reforma impositiva no será en tres meses. Tenemos que priorizar en qué temas trabajar y ser parte de la discusión. El campo tiene que estar, con información técnica, ciencia y territorio”. También reivindicó el rol de los gobiernos locales: “La verdadera charla empieza en el pueblo. Tenemos que ir juntos a los intendentes y llevar propuestas”.

El momento político llegó luego con la entrevista al secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, quien no eludió la autocrítica: “Años de desorden e infraestructura abandonada nos dejaron mal parados. Estamos comenzando a ordenar licitaciones, rutas e hidrovía”. Sobre impuestos, fue claro: “El gobierno dijo que las retenciones van a bajar y lo está haciendo con responsabilidad. Cuando sos prolijo arriba, imprime abajo”. Y pidió un cambio cultural dentro del Estado: “Tenés que lograr un esquema más eficiente. La carga impositiva es transversal y las respuestas siempre parecen que no llegan, pero estamos haciendo lo que hay que hacer”.

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El primer módulo, “Colaboración que impulsa el presente”, se convirtió en el tramo central del evento por la amplitud de temas tratados.

El primer módulo, “Colaboración que impulsa el presente”, se convirtió en el tramo central del evento por la amplitud de temas tratados.

Innovación, talento y la nueva generación del agro

El segundo módulo, “Innovación que transforma el futuro”, reunió a perfiles que representan la vanguardia del cambio cultural y tecnológico: Ramón Amadeo, ingeniero agrónomo y líder de JornaderosAgro, enfocado en formación y jóvenes; Mariano Villani, director de Relaciones Institucionales del programa Agronegocios & Alimentos de FAUBA y Juan Martín Ninfea, director de Pampa Start, el hub emprendedor vinculado al Grupo Tigonbu. El panel fue moderado por Gerry Garbulsky, físico y director de TEDxRíodelaPlata.

El debate giró sobre cómo atraer, formar y retener talento en un agro que ya no es exclusivamente productivo, sino cada vez más digital, interdisciplinario y tecnificado.

Amadeo planteó la pregunta central: “Tenemos que ver cómo preparamos a los jóvenes para conocerse mejor y decidir quedarse en el agro”. Villani sumó la perspectiva educativa: “Competimos por la atención. Hay que cambiar la dinámica: pasar de ver la película a ser parte de ella”.

Ninfea, desde el mundo emprendedor, remarcó que la principal disrupción no es tecnológica, sino cultural: “La empresa agro tiene que trabajar digitalmente: procesos, información, decisiones. La innovación es pasar al mundo digital”. También proyectó un país descentralizado: “En diez años me imagino ocho o diez ciudades del interior siendo referentes mundiales en innovación y agro”.

Garbulsky cerró el panel con una idea transversal: el agro del futuro requiere equipos diversos, colaboración radical y una red capaz de sostener a esa nueva generación de emprendedores.

A su vez, en el tercer módulo, la directora de Comunicaciones de Bayer Cono Sur y Latam Norte, Virginia Gilligan, planteó que el agro necesita trabajar mucho más su identidad pública. “La capacidad de integrar los contrastes del campo nos hace potentes”, señaló, y sostuvo que el sector debe decidir con claridad qué historia quiere contar y a quién. Para Gilligan, la narrativa actual está fragmentada y eso impide instalar un imaginario común. Insistió en que la comunicación del agro debe ser más simple, más humana y más consistente: “Si cada uno cuenta su parte, no se genera el reflejo que queremos construir”. También llamó a interpelar a nuevas generaciones, incorporar nuevos medios como redes y streaming, y acordar un mensaje compartido que exprese el valor real del sector.

Un cierre con mirada estratégica de largo plazo

En el cierre de la jornada, Farinati volvió a enfatizar el núcleo conceptual de Conectagro: “Si no arrancamos por el agricultor, nada ocurre. Pero tenemos un sector diverso y plural, con problemáticas comunes, que puede construir en conjunto”.

También dejó una advertencia para el liderazgo del sector: “Los jóvenes esperan una red mucho mejor. ¿Tenemos esa red preparada para lo que viene?”. Y retomó la cuestión identitaria: “Si preguntamos quiénes somos, tendremos 200 respuestas distintas. Hay una oportunidad enorme en comunicar mejor qué queremos ser”.

El mensaje final sintetizó la ambición del encuentro: si el agro logra fortalecer su red, colaborar más y construir un relato común, puede impulsar no solo su futuro, sino el de toda la economía argentina.

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