Estados Unidos desestimó una propuesta del gobierno venezolano para que Nicolás Maduro dejara la presidencia después de una transición de dos a tres años, según revelaron el New York Times y fuentes citadas por AP. La Casa Blanca consideró inaceptable cualquier demora y avanzó en una estrategia de presión más amplia.
EEUU descartó una oferta de Nicolás Maduro para dejar el poder en Venezuela
El líder del régimen de Venezuela habría propuesto dejar la presidencia tras una transición de dos a tres años, pero Washington desestimó el plan, según el New York Times.
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El gobierno estadounidense consideró inviable la propuesta presentada por el líder venezolano.
La idea surgió durante contactos indirectos autorizados por Donald Trump. Paralelamente, el presidente estadounidense aprobó medidas adicionales para presionar a Caracas, con el mayor portaaviones del país desplegado en el Caribe como parte de la operación “Lanza del Sur”, que ya concentra unos 15.000 soldados en la región.
Washington evalúa que el plan de transición planteado desde Caracas no garantiza condiciones democráticas.
El New York Times reveló que Trump dio luz verde a la CIA para preparar acciones encubiertas dentro de Venezuela, diseñadas para “preparar el campo de batalla” ante posibles operaciones más amplias. Aunque no se detallaron los métodos, se consideraban opciones de sabotaje o acciones cibernéticas, psicológicas o informativas. Al mismo tiempo, el Pentágono elaboraba listas de instalaciones vinculadas al narcotráfico y unidades militares cercanas a Maduro que podrían ser atacadas.
Negociaciones informales y el factor petrolero
A pesar del clima de creciente tensión, también hubo un canal diplomático paralelo. Fuentes citadas en la investigación señalaron que Maduro se manifestó dispuesto a facilitar el acceso de empresas estadounidenses a la riqueza petrolera venezolana. Trump admitió parcialmente esos contactos: “Es posible que mantengamos conversaciones con Maduro, y ya veremos cómo resultan”.
La oferta del chavismo incluía un cronograma gradual de salida del poder y garantías políticas.
Si bien públicamente el entonces presidente insistía en la necesidad de frenar el tráfico de drogas y la migración irregular, en privado debatía sobre las reservas de petróleo venezolanas y el posible acceso de compañías estadounidenses.
Tropiezos, contradicciones y acciones en expansión
Funcionarios venezolanos comunicaron a los intermediarios que Maduro podría abandonar el poder tras una transición de dos a tres años, pero fuentes estadounidenses reiteraron que cualquier demora resultaba inaceptable. A pesar de la falta de definiciones, las negociaciones a puerta cerrada demostraban que todavía cabía una salida diplomática.
En paralelo, Estados Unidos llevó adelante 21 ataques contra embarcaciones que, según el gobierno, traficaban drogas, con un saldo de al menos 83 muertos. Aunque Trump aseguró que se atacaba el fentanilo, funcionarios militares reconocieron ante el Congreso que los barcos transportaban cocaína. Los ataques, realizados sin autorización legislativa, generaron críticas de expertos y congresistas que cuestionaron la legalidad y el riesgo de afectar a civiles.
El Departamento de Estado anunció además que designará al Cartel de los Soles como organización terrorista, una medida que podría habilitar futuras acciones militares y aumentar la presión sobre el entorno de Maduro.
Trump no tomó una decisión definitiva sobre el rumbo general de la campaña hacia Venezuela, con opciones que van desde un eventual acuerdo diplomático hasta un escenario de fuerza. “No descarto nada. Solo tenemos que ocuparnos de Venezuela”, dijo el mandatario, reflejando la complejidad de un tablero que combina militarización, negociaciones y creciente incertidumbre.





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