Con los últimos lotes sembrados en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, se da por finalizada la siembra de la principal oleaginosa producida en la Argentina. Este año se han sembrado 12.879.200 hectáreas contra 11.540.000 implantadas en el ciclo anterior, representando un aumento de 12%.
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En relación con la producción, se estima que de salir todo bien, la Argentina tenga el récord de los últimos 25 años, previéndose una cosecha de 34.044.000 de toneladas. De cumplirse este guarismo, estaríamos en presencia de un aumento de 13,5%, ya que el año anterior se cosecharon 29.950.000 de toneladas de soja.
Estas cifras traen alivio y satisfacción al sector agropecuario, a los comerciales y hasta el propio gobierno, ya que este diferencial de los rendimientos genera un aumento en el ingreso de divisas de alrededor de 1.250 millones de dólares, por ende, incremento en la recaudación de impuestos vía las retenciones a las exportaciones. Esto sin considerar todo lo que se ocurre con el comercio en los pueblos y ciudades del interior, en el transporte, en la vida de los chacareros, en los acopiadores, cooperativas y corredores, y en todos aquellos que tengan algo que ver con el sector agropecuario.
•Evolución
Lógicamente hay que esperar la evolución de los cultivos, donde el clima juega un papel fundamental. Lamentablemente hay zonas de producción donde está faltando agua, y donde el estrés hídrico está haciendo de las suyas. El centro y sur bonaerense está necesitando buen caudal de precipitaciones, al igual que una amplia zona del sur cordobés y parte del oeste de la provincia de La Pampa. «Que ironía. Pensar que muchas de estas zonas que hoy le falta agua, estuvieron inundadas...», decía un veterano operador de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Pero a pesar de estar faltando agua, todavía los cultivos no están sufriendo tanto como para llegar a considerar que puedan existir mermas en la producción.
En el centro santafesino han aparecido ataques menores de tucuras, trayendo problemas en el desarrollo de las flores. De cumplirse el récord de cosecha de soja previsto, sólo falta que los productores vuelvan a acercarse a los mercados de futuros. Ya que después de lo que ocurrió el 20 de diciembre -el cierre de los mercados de término-, las oportunidades de realizar coberturas de precios pasan por delante de las narices de los productores, sin considerar realizarlas.
Lógicamente, el temor no es tonto, pero nadie puede discutir que los contratos y opciones de futuros son un arma fundamental para asegurarse el precio de la cosecha. Y en este caso, con semejante cosecha, puede ocurrir que por una decisión errada de venta, la diferencia de precio genere una pérdida de miles de dólares. Como volvió la confianza en las instituciones bancarias, habría que esperar que vuelva la misma a los mercados de futuros nacionales. La decisión está en manos de los que generan el negocio, que son los productores agropecuarios.
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