La lista de abogados que impulsó Juntos por el Cambio para renovar las sillas del Consejo de la Magistratura arrasó en la elección de ayer y estuvo mucho más cerca de lo previsto de la hazaña que pudo haberlo dejado con tres representantes en el órgano de selección y remoción de jueces, solo entre los abogados.
Consejo de la Magistratura: arrasó JxC con un nuevo mapa de poder
Entre los jueces hubo continuidades: 2 para Bordó (Comodoro Py, protagonista), uno para Celeste (reeligió Lugones) y Provítola se queda con el lugar de Compromiso Judicial. Abogados: arrasó JxC y estuvo cerca del batacazo (pero paradójicamente pierde un lugar); Recalde y el kirchnerismo, segundos; Molea, gran ganador, consolida bloque de poder. Revelador desagregado de los comicios, donde los “operadores” son los que triunfaron.
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Sumado al éxito cosechado por la Lista Bordó que colocó al juez de Casación Diego Barroetaveña y a su colega Agustina Díaz Cordero fueron los dos datos salientes que pre-configuran el panorama para el Consejo por los próximos cuatro años y atravesarán la elección presidencial del año próximo.
Y marcan el pulso de una respuesta refractaria desde al ámbito judicial a algo que se emparente con el Gobierno. Pero también marcan la vigencia, penetración y trabajo de campo orquestado por el expresidente de Boca Daniel “Tano” Angelici cuyo juego de candidaturas intercambiables resultó la propuesta más atractiva para los abogados de la matrícula y que viene de capturar mayores lugares de poder desde el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal y varios colegios del interior.
Si bien es cierto que en términos nominales pierde una silla en comparación a la actual composición de transición termina por revalidar la incidencia de los “armadores” en el Consejo que viene. La elección simultánea de ayer –jueces y abogados- también habilita un doble click para desagregar cada detalle que ofrece sus propias particularidades y la consolidación, en ese sentido, del “moleismo”, el bloque de poder que responderá al académico Diego Molea con una jugada personal que logró filtrar los bloques mayoritarios. Veamos:
Barroetaveña era el favorito y no había dudas sobre su ingreso, siendo un exponente de Comodoro Py que obtiene su banca entre los jueces. De la tradicional Bordó representa la renovación de figuras y pone fin al perenne Ricardo Recondo. Es un cambio de manos del poder que deja una presea en Retiro. La metáfora perfecta de ese cambio recuerda a los tiempos en los que Luis María Cabral fumaba un puro en el playón de estacionamiento de esos tribunales mientras desfilaban los jueces con sus pedidos e inquietudes. El resultado fue de 286 para Bordó, 230 para la Celeste que postulaba a Alberto Lugones y de 163 para Compromiso Judicial que lideró el camarista comercial Eduardo Machín que libró una batalla feroz con el camarista de San Martín por su candidatura.
Ese número permitió renovar a Díaz Cordero, que sorprendió por su habilidad para, en poco tiempo, hacerse un lugar de peso y ser elogiada desde varios sectores por su capacidad de trabajo y su forma de construcción. Hasta Lugones la elogió como “excelente política” al finalizar el escrutinio, bastante veloz. En el microanálisis la Bordó bajó el porcentaje de elecciones anteriores, en un padrón pequeño donde los mínimos movimientos son cimbronazos. Las expectativas previas se ilusionaban con atravesar la marca psicológica de 300 apoyos.
La Celeste de Lugones mantuvo sus números respecto a la última elección y pese a haber quedado enredada en el affaire por la candidatura del camarista que recién se resolvió la semana pasada cuando una integración especial de la Cámara Nacional Electoral lo validó. Que la Junta Electoral de la Asociación de Magistrados lo haya querido empujar a la salida dejará heridas difíciles de suturar en una elección que para los jueces fue nada diplomática. Pero a la Celeste –que ha tenido la posición más favorable al kirchnerismo en sus alianzas en el Consejo- hay que analizarla en base a los ingresos de jueces nuevos: en el transcurso del gobierno de Frente de Todos se designaron alrededor de 40 nuevos magistrados que podrían haber sido reclutados. Ese número no se reflejó en un crecimiento electoral, lo que es una señal de alerta. De todas formas, no perdió caudal si se toman en cuenta las fricciones previas que no acordaban con la reelección de Lugones a quien una cautelar no protegía. Lugones se quedará cuatro años en el Consejo, pese a haber sido un blanco móvil en esta campaña.
Compromiso Judicial creció en una veintena de sufragios lo que, en términos de padrón, es significativo. Machín y su cruzada pudieron haber sido motor de ese sprint final, aunque por cuestiones de género y de distribución entre primera y segunda instancia queda afuera del Consejo. La jueza penal de Capital Federal Alejandra Provítola ocupará el sitial ganado por esa agrupación. Reemplaza a Juan Manuel Culotta, a partir de noviembre.
Dos ministros de la Corte Suprema se acercaron a votar en la mesa dispuesta en la Asociación de Magistrados: Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz cruzaron Lavalle y dejaron la papeleta en la urna donde las autoridades de mesa eran Alejandro Slokar (presidente de Casación) y Alberto Dalla Vía (CNE). La elección mantuvo en vilo los juzgados que hacían sus propios boca de urna y cortes durante la jornada.
Aparateados
La realidad es que ayer también se enfrentaron dos aparatos políticos enmascarados en listas de abogados: Juntos por el Cambio y el Kirchnerismo. Si hubiese que hacer un primer balance, la oposición se impuso con holgura y baliza un clima de época, en un terreno en el que no cosechó pocos triunfos durante el macrismo. Piedecasas retorna al Consejo (del que fue su presidente) con un apoyo explícito de la UCR que fue de gobernadores a referentes locales radicales. Su recambio está previsto para dentro de dos años, cuando el acuerdo es que lo suceda Alberto Maques, hombre del “Tano” pero además titular del Consejo CABA. El armador de la lista no sufrió el veto de Elisa Carrió sobre Carlos Matterson, que se había ilusionado con su reelección, cautelar incluida. En cuanto a sillas, y pese a haber ganado, es cierto que nominalmente pierden un lugar: la salida de Diego Marías genera esa paradoja, pierden ganando o ganan perdiendo, según como se mire. Estuvieron a poco de quedarse con tres sillas, lo que no solo hubiese sido una elección arrasadora, sino una paliza histórica. No ocurrió. Un desagregado de los números es revelador.
Primer dato a destacar: votó mucha gente. Unos 36.361 personas fueron contabilizadas, lo que extendió el recuento hasta última hora. La Lista 1 postulaba a María Fernanda Vázquez (Molea); la 2 era la que encabezaba el laboralista Héctor Recalde (otro retorno) con todo el apoyo del oficialismo y de La Cámpora que también hizo mover todo su aparato; y la 3 con Piedecasas secundado por la abogada exAFIP Jimena de la Torre, escogida por Mauricio Macri directamente para ese sitial, con el dato demoledor de que ella permanecerá los 4 años, mientras el cabeza de lista hará rotación. Para simplificar: arrasaron en JxC con el 50% de todos los votos válidos, unos 18.043, cerca de duplicar a los kirchneristas. Recalde y cía juntaron 10.769 votos, un 30% del total. La lista animada por Molea no solo se coló como una propuesta superadora de la “grieta” y en representación de una suerte de abogacía no enrolada en los partidos, sino que debutó quedándose con el 21%, con 7.482 votos. Nada desdeñable. Dos formas de ver al “moleísmo”. O cumplió con la maldición que vociferaba el kirchnerismo sobre dividir votos “peronistas” y para lo que habían presionado hasta el cansancio para intentar que se bajara la lista; o impidió que la alianza entre radicales y macristas se alzara con tres lugares, en un verdadero batacazo.
Doble click
En números fríos ocurrió otro fenómeno: en Provincia de Buenos Aires, Molea dejó a Recalde y La Cámpora terceros. Otra señal de alerta para el oficialismo. Piedecasas y de la Torre se impusieron tanto en CABA, como en interior, como en PBA. Descomunal. Pero en esta última categoría, Molea estuvo a menos de 650 votos de ganarle. La mejor marca de Recalde estuvo en el Interior y se podría decir que cosechó un tercio de lo que hicieron la lista a batir en CABA.
Si se miden aparatos, es una derrota. Si se mide nivel de incidencia en el mundo de la abogacía, los radicales y ahora también los macristas tienen mucho que celebrar. Y han dejado una estructura más o menos estable sobre la que pueden abrevar. Angelici tiene para descorchar que su artefacto no solo haya funcionado electoralmente, sino que promete tributarle a futuro más allá de la marca del 2023. Molea por su parte debe sumar las dos plazas de académicos (Guillermo Tamarit y Hugo Galderissi) con las que se alzó días atrás vía el CIN. Son tres votos para él que según como se utilicen pueden ser desequilibrantes y no precisan una identificación partidaria para ser utilizados, tender puentes o alcanzar acuerdos tácticos. Un verdadero dilema para los partidos tradicionales que jugaron todas las fichas.
Hay un nuevo mapa que tendrá cierta previsibilidad: lo que resta es que cambien algunos nombres en el estamento legislativo, pero no de bandera. Cede Gerardo Morales y gana Gustavo Valdés; tironea Horacio Rodríguez Larreta por un diputado y no hay mucho agite en el FdT. Sin embargo, ya empieza la carrera por ver cómo funcionará este nuevo esquema de Consejo epicentro de desafíos para el mundo judicial pero polo de poder ineludible.
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