En lo previo era el partido más accesible para la Selección argentina y así sucedió. El equipo de Tocalli le ganó con gran facilidad a un débil equipo ecuatoriano, que dio tremendas ventajas defensivas, aunque siempre trató de jugar con pelota al piso. Pero la superioridad individual y colectiva del equipo argentino era notable. Tevez y Carrusca por izquierda desbordaban cada vez que se lo proponían ante un ineficaz Barre, por el otro costado pasaba lo mismo con Zabaleta y Rivas.
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Sin embargo, el gol tardó más de 20 minutos en llegar y, en ese lapso, Roberto Mina casi consigue un gol después de una gran jugada individual. El morocho delantero, que juega en la cuarta de Huracán fue el mejor de su equipo y mostró habilidad y manejo. Volviendo al primer gol, fue una muestra de las falencias defensivas de los ecuatorianos. Centro de Cavenaghi, cabezazo de Tevez solo buscando la cabeza de Rivas, que también sin marca, consiguió el gol. Allí los chicos argentinos se dieron cuenta de la fragilidad del rival y empezaron a hacer rotar la pelota, para buscar los espacios para definir el partido. El segundo gol fue un cabezazo de Zabaleta, entre medio de los zagueros ecuatorianos, que parecía que en lugar de marcarlo, lo ayudaban a cabecear. No hubo más goles en ese primer tiempo, más por desidia del equipo argentino, que por méritos defensivos de Ecuador.
En el segundo tiempo los chicos argentinos salieron decididos a conseguir una diferencia de goles que los pusiera a cubierto, en caso de empate en puntos. Apareció en escena Fernando Cavenaghi y el partido se liquidó rápidamente. El chico de River no dejó pasar la oportunidad que se le daba para ser el goleador del sudamericano y marcó dos tantos más.
Este triunfo sirve para consolidar anímicamente a los chicos argentinos y para seguir soñando con el Mundial y, por qué no, con el título sudamericano.
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