En una de las jugadas preparadas más complejas que se hayan visto en los últimos tiempos, tres jugadores dejaron pasar la pelota entre sus piernas luego de un tiro de esquina para que aparezca por detrás de ellos un compañero, quien remató al gol.
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Ocurrió en un encuentro entre las selecciones sub 17 de Serbia y Moldavia.
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