Lionel Messi eclipsa todas las miradas en el lugar donde se presente. Por eso, también, es el mejor jugador del mundo. Genera devoción en todos los hinchas, de la cultura que sea.
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Y Arabia Saudita no fue la excepción. El rosarino fue el único eje de todos los hinchas, que, mediante camisetas argentinas con su nombre, o casacas de Barcelona y, hasta con banderas alusivas a su persona, le demostraron todo el cariño.
Si bien el estadio no fue colmado, antes del partido la ovación fue como si lo estuviera. Y durante el partido, que no fue bueno en lo personal, cada vez que tocaba la pelota se generaba un murmullo de expectativa enorme.
Así es Messi, aún admirado cuando su fútbol no es el que nos tiene acostumbrado fin de semana tras fin de semana.
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