Miroslav Klose hizo algo atípico en el mundo del fútbol. Luego de convertir un gol con la mano que el árbitro convalidó, reconoció su accionar y el tanto fue anulado.
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Ocurrió en el partido de la liga italiana entre Lazio y Nápoli, a los tres minutos, con el partido aún sin goles. El alemán recibe un centro desde la derecha y la pelota le pasa por arriba de la cabeza. Es por eso que el delantero, que lleva convertidos 14 goles en Mundiales, estiró su brazo derecho y desvío la pelota cuando el arquero salía a agarrarla.
El gol se celebró pero cuando el festejó terminó, ante la queja de todos los jugadores de Nápoli, el árbitro se acercó a Klose y le preguntó al futbolista si efectivamente había tocado la pelota con su brazo. El alemán se declaró culpable, fue felicitado por sus rivales, y el tanto fue anulado.
El partido terminó en goleada 3-0 y la cima para Nápoli.
El caso más cercano en nuestro país corresponde al año 2002 en el hockey sobre césped femenino. En ese caso, el técnico de Las Leonas, Sergio Vigil, le pidió al árbitro que anulara un gol ante Alemania porque la bocha no había ingresado al arco.
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