Pasadas las Primarias, las elecciones Generales y el balotaje el Banco Central (BCRA) llegaría al traspaso de mando con una mochila de futuros de dólar bien liviana, muy diferente, por ejemplo, a la que heredó la administración de Cambiemos en 2015. No es un tema menor, sobre todo por la experiencia de aquel cambio de gobierno. Vencieron el contrato de noviembre y el BCRA a cargo de Miguel Pesce no hizo rollover, es decir, no renovó las apuestas y así el Interés Abierto (la cantidad de contratos operados) negociado entre el Rofex y el MAE cayó a unos 1.300 millones de dólares. Por ende, en esta oportunidad el tema del dólar futuro no sería un condicionante para la próxima administración, y su política económica, como lo fue en 2015/2016. Podría decirse que, según la experiencia histórica reciente, es una herencia amigable, aunque también, nobleza obliga, otros temas como el stock de Lediv podrían terminar siendo un dolor de cabeza como lo fue el dólar futuro para la política monetaria y cambiaria durante la gestión de Federico Sturzenegger. Una de cal y una de arena. Pero lo cierto es que por el lado de las intervenciones del BCRA en el mercado de futuros de dólar, esta vez primó, digamos, cierta prudencia. Porque el ente monetario venía aumentando sostenidamente la posición vendida en futuros de dólar en el fragor preelectoral. Así lo hizo en octubre, último dato oficial, por tercer mes consecutivo en más de 2.600 millones de dólares. Se trató del mayor registro desde setiembre de 2022. Como referencia, al cierre de octubre el Interés Abierto entre Rofex y MAE era poco más de 4.100 millones de dólares.
Dólar: el BCRA llegaría más liviano en futuros al cambio de gobierno
El presidente electo por lo menos no se podrá quejar de la posición vendida del Central en este mercado. La mochila que hereda, en ese sentido, no pesará tanto como la que recibió Cambiemos.
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Federico Sturzenegger
El BCRA había comenzado el segundo semestre de cara a las PASO con una posición vendida en futuros de dólar de solo 203 millones de dólares. En agosto la elevó a 811 millones de dólares y en setiembre a más de 1.200 millones de dólares. Cerró octubre con un total de posiciones cortas por 2.859 millones de dólares y de posiciones largas de 292 millones de dólares, por lo que la posición vendida neta era de 2.567 millones de dólares.
Durante la gestión de Alberto Fernández, el BCRA tuvo picos de posiciones vendidas en futuros de dólar a mediados de 2020, en plena pandemia, luego tuvo otro salto en setiembre-octubre. A mediados de 2020 el Interés Abierto Rofex más MAE era de 10.000 millones de dólares y de 9.000 millones de dólares en setiembre-octubre. Las elecciones de medio término fueron el detonante de un nuevo activismo del BCRA en los futuros que tocó máximos entre julio-agosto de 2022 con sendas crisis cambiarias, allí el Interés Abierto Rofex-MAE superó los 10.000 millones de dólares. Para las últimas PASO el volumen de negocios superó los 7.000 millones de dólares, y ya se vio lo que hizo el BCRA en esos meses.
Porque se recuerda, o más bien, se tiene en cuenta la “herencia” de la posición vendida en futuros del BCRA, precisamente, por lo ocurrido en 2015. En aquellos años, el tándem Axel Kicillof (Economía) y Alejandro Vanoli (BCRA) recurrió en exceso a esta herramienta de intervención cambiaria, lo que generó a posteriori diversas denuncias en la Justicia. En el último tramo del gobierno de Cristina Kirchner, el BCRA arrancó el segundo semestre de 2015 con una posición vendida de 1.808 millones de dólares. En julio, la elevó a 3.162 millones de dólares, un mes después a 5.080 millones, y en setiembre ya llegaba a más de 9.200 millones de dólares. Pero en octubre, la posición vendida de futuros de dólar del BCRA superaba los 15.320 millones de dólares y en noviembre a casi 17.580 millones de dólares. En diciembre de ese año terminó en 16.000 millones de dólares netos.
Vale recordar que estos contratos no implican una transferencia de divisas sino que los contratos se cierran por compensación entre el precio pactado y el de mercado al vencimiento. De modo que estas intervenciones terminan siendo una fuente potencial de emisión monetaria o no, según los vaivenes del mercado y de las expectativas de empresas, ahorristas e inversores.
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