2 de septiembre 2008 - 00:00

Aún hace falta más interés inversor

Aún hace falta más interés inversor
Desde un punto de vista financiero, tal vez lo más importante de la semana que está arrancando (ayer se festejó el Día del Trabajo) sea el regreso -o no-de los inversores a la arena bursátil. Antes de pedir un "pálpito", es bueno tener en cuenta que el mero hecho de plantear esta incógnita demuestra que no tenemos ninguna idea sobre lo que sucederá. Esta cuestión puede parecer algo banal, pero es lo que mejor marcaría la diferencia para determinar si continuamos transitando -o no-eso que la tradición llama un Bear Market (mercado bajista).

Jugando al inútil juego de "qué hubiera pasado si el mercado ayer hubiese estado abierto", la sensación es que hubiésemos tenido un cierre acotado y posiblemente positivo. Es cierto que el mundo bursátil experimentó mayoría de bajas, pero a medida que pasaba el día, la magnitud de éstas se reducía al extremo de que México y Canadá (junto con muchos ADR) terminaron con ligeras subas. Pero más que esto, lo que permite especular con una jornada alcista es la merma que, acompañando una nueva suba del dólar (la excepción fue el yen, que avanzó frente a todas las monedas), tuvo el precio del petróleo, que en el mercado electrónico alcanzó a retroceder casi 4%, reaccionando así al debilitamiento del huracán Gustav (también bajó el precio del cobre, el oro, el aluminio, etc.).

Si bien los daños que viene generando el cataclismo son considerables, a primera vista estarían muy por debajo de los del infame huracán Katrina, por lo que el sector financiero que acaba de tener una buena semana apunta (vía las aseguradoras) a no ser demasiado golpeado.

Con estas dos "patas", los precios podrían seguir recuperándose en los próximos días si es que el interés del "chiquitaje", que comienza a retornar de sus vacaciones, se vuelca a la Bolsa. Hablamos del "chiquitaje" porque es notorio que los grandes inversores particulares aún siguen prefiriendo el efectivo, aguardando a que los bancos centrales comiencen a esterilizar mediante la suba de tasas los fondos que inyectaron para salvar a las compañías financieras. Veremos qué pasa.

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