20 de mayo 2005 - 00:00

Autos: exportación peligra por huelga

Ted Cannis
Ted Cannis
«Una semana de producción de la planta de González Catán equivale a un turno de la de Düsseldorf. Si sigue el conflicto gremial, seguramente DaimlerChrysler no tendrá dificultades en reemplazar nuestra producción por la de otras en cualquier parte del mundo.» Preocupados, Manfred Müll y Ted Cannis -CEO de DaimlerChrysler y de Ford Motor Argentina respectivamente- advirtieron sobre las graves consecuencias que inevitablemente tendrán las medidas de fuerza que vienen llevando a cabo sus empleados desde el lunes de esta semana. La huelga, motorizada por el SMATA, alcanza también a las plantas de Volkswagen.

En cambio, otras automotrices (como Renault, Toyota, Fiat) no han sido afectadas porque sus trabajadores no están afiliados a SMATA y/o sus convenios no han caducado aún. Por su parte General Motors, que estaba en una situación similar a las otras tres, cerró un acuerdo con los sindicalistas, por el que acepta pagar cerca de $ 2.000 de básico a su personal.

«Hemos ofrecido al menos 10% más que la inflación acumulada desde enero de 2001, que es de 62,1%, pero les parece inaceptable»,
dice Cannis. El incremento representa una suba de 20% respecto de lo que cobraban los trabajadores al 30 de abril. A diciembre de 2004 el salario promedio de la industria automotriz era de $ 2.338, obviamente muy por encima de sectores menos privilegiados.

«La situación de GM no es comparable: nosotros damos beneficios (transporte, adicionales, tickets, etc.) que ellos brindan en otra medida. Pero el sindicato se plantó en el argumento de que la canasta básica vale $ 2.000 y de ahí no se mueven; así es muy difícil poder llegar a un acuerdo»,
dice Cannis.

• Alerta

Ambos ejecutivos advierten que de no llegarse a una solución en el corto plazo, «no estaremos en condiciones de satisfacer las entregas de unidades comprometidas no sólo para los mercados externos -trabajosamente ganados- sino tampoco al mercado interno». En este sentido, Müll recuerda que «85% de las Sprinter que se fabrican en González Catán se destinan a la exportación; el conflicto hizo caer 30% nuestra producción, pero si se extiende el daño será mucho mayor». Por su parte Cannis dice que «desde que se inició el paro hemos dejado de producir 1.958 vehículos. ¿

Cuánto tardaremos en ponernos al día? Ya no lo haremos: el retraso es irrecuperable...».
La situación pareció agravarse ayer cuando activistas del gremio irrumpieron en las oficinas de la planta de Pacheco con bombos, petardos y consignas muy insultantes para la empresa.

Las tres automotrices alcanzadas por el paro de actividades están intentando que el Ministerio de Trabajo medie en el conflicto, hasta ahora sin éxito. «Mantenemos reuniones casi diarias con el ministro Carlos Tomada, y estamos en comunicación permanente con sus funcionarios. Están haciendo lo que pueden, pero si la otra parte no quiere ceder nada, es muy difícil acordar.» Cabría preguntarse si efectivamente la cartera laboral está «haciendo lo que puede»: hasta la fecha al menos, se ha mostrado reticente a dictar la conciliación obligatoria, que podría tener el efecto de sentar a las partes a la mesa de negociaciones. «Le informamos al gobierno lo que está sucediendo; están cooperando en todo lo que pueden, pero hasta ahora la solución no se alcanzó», dice Müll.

De todos modos, ante el cariz que está tomando el conflicto, trascendió que el gobierno
dictaría la conciliación obligatoria entre hoy y el lunes.

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