Cupones bursátiles
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Carlo Ponzi, su estafa piramidal y los casos más famosos de la historia
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¿Cómo detectar una estafa piramidal?
Una vez ampliada la base, incorporando más accionistas de la minoría, el camino a una suscripción queda abierto. Si se reúnen las condiciones y virtudes que atraen al inversor, como empresa, y si no se sale con pedidos desmedidos, que han sido la verdadera raíz del fracaso de muchas suscripciones, puede haber ahora campo absorbente: para que inversores carentes de alternativas, decidan hacerse de más acciones de una sociedad que prospera.
Esto es, ni más ni menos, una fuente de financiamiento casi sin costo. De «préstamos» que no habrá que devolver sino invertir sabiamente para que el accionista pueda después hallar en una mejora de la utilidad, su propia rentabilidad: ya sea por dividendos que se otorguen, o por cambio de precios en el mercado, donde obtendrá más ganancias al poseer más accionistas. No se entiende bien porqué los mecanismos más idóneos y más útiles, que proporciona un mercado bursátil, son los menos transitados por los integrantes del circuito. O se los trata de emplear tan mal, que después todo es un mamarracho y -quienes se quejan- son los culpables de su propio fracaso. Salir a pedir dinero fresco a un accionista es, quizás, la cuestión más seria y delicada en la relación de mayorías y minorías. Con respeto, con ética, con intenciones claras, y con formas razonables, una sociedad con virtudes debe poder coronar con éxito. Claro, lo primero es ineludible: salir a disputar un puesto en la nómina Merval. ¿Cómo se logra?: haciendo volumen.
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