10 de junio 2024 - 11:12

Dólar, cuenta financiera y misterio: qué le pidió Luis Caputo a Javier Milei y el "S.O.S." para el segundo semestre

Preocupación en el Gobierno. Cada vez son menos los dólares que el BCRA obtendrá de la cuenta corriente. Buscan auxilio de la cuenta financiera.

El campo liquida a buen ritmo pero el BCRA no puede acumular reservas. En rigor, preocupa que otros sectores económicos pasaron a demandar más dólares en los últimos días. Qué piensa el ministro Luis Caputo y qué le pidió al presidente Milei.

El campo liquida a buen ritmo pero el BCRA no puede acumular reservas. En rigor, preocupa que otros sectores económicos pasaron a demandar más dólares en los últimos días. Qué piensa el ministro Luis Caputo y qué le pidió al presidente Milei.

El secreto a voces que deberá tener en cuenta el lector es éste: en los próximos seis meses, la llegada de dólares a las reservas dejará de depender de la cuenta corriente, y pasará a requerir ingentes ingresos de dólares de la cuenta financiera.

Según fuentes consultadas del Palacio de Hacienda, el ministro se lo ha dicho al presidente Javier Milei, y éste parecería dispuesto a concederle ese plazo. Se habla ya del “segundo semestre” como el ariete supuestamente necesario para que el programa económico termine de fraguar. De un lado y del otro del Gobierno, el plazo estipulado es el mismo. Es interesante preguntarse por qué. Una dosis de misterio, gravita.

La respuesta habrá que buscarla en el dólar. Milei y el dólar están íntimamente ligados. La suerte de uno está atada a la del otro. Por supuesto, un camino analítico podría ser tomar variables como la inflación, el superávit fiscal o los niveles altísimos de pobreza e indigencia. También podría mencionarse en esta columna el pírrico plan Caputo-Bausili para convertir los pasivos del Banco Central en deuda del Tesoro, el desplome del consumo, la fuerte suba del desempleo y el derrumbe de la actividad. Son derroteros y todos están bien a la hora de evaluar la gestión. Pero el objetivo de esta nota no es tabular aciertos y errores sino lanzar interrogantes, tirar del hilo invisible que recorrerá el segundo semestre del 2024 para saber cuáles son los áridos desafíos que deberá enfrentar el Gobierno en el frente financiero.

El criptograma del Gobierno: cómo evitar mayor presión y brecha cambiaria

Hace apenas algunas horas, Luis Caputo dio una pista. En el LatAm Forum, y ante la presencia de empresarios, el economista dijo que no iba a hablar de economía. ¿Y de qué habló entonces? Más que analizar el contexto, el ministro salió a pedir a propios y extraños lo que él considera que podrá sacarlo de una encerrona peligrosa: inversiones.

Esas inversiones tienen una traducción: dólares. Cuando el ministro piensa en inversión, claramente no está hablando de la necesidad de alimentar la actividad económica. En rigor, eso parece no importarle demasiado y hasta podría decirse que, en opinión del ministro, la recesión inducida ha resultado bastante útil para bajar la inflación y restarle presión a las reservas del BCRA.

Cabe la pregunta: ¿quién querría invertir en una economía raquítica que podría ser diagnosticada de depresiva? Sin embargo, la clave secreta que imaginan en el Gobierno es ésta: en los próximos seis meses, la llegada de dólares a las reservas dejará de depender de la cuenta corriente, y pasará a requerir ingentes ingresos de dólares de la cuenta financiera. Para los analistas, esto puede llegar en forma de inversiones, giros adicionales del FMI o deuda del Tesoro.

Aflojan los dólares de la cuenta corriente y Luis Toto Caputo lo sabe

¿Por qué la cuenta corriente dejará de aportar dólares? Hay que mirar los informes de las últimas horas. Todos hablan de que ha crecido de forma sustancial la compra de dólares. No sólo en el mercado del dólar financiero: también en el MULC. Esto se traduce en algo que el lector seguramente podrá verificar rápido: que las compras de dólares del BCRA en ese mercado evidenciaron una gran desaceleración en los últimos días de mayo e incluso en los primeros de junio. Es decir que la entidad que conduce Santiago Bausili pasó de comprar unos u$s150 millones diarios durante los primeros días de mayo, a sólo u$s50 millones a fines de mayo. Y a esto se suma que la semana pasada el BCRA terminó vendiendo dólares en las últimas dos jornadas.

Esta fuerte caída en la capacidad del BCRA de quedarse con divisas no se debió a menores liquidaciones de los agroexportadores, que vienen liquidando unos u$s120 millones diarios. Como se dijo -pero se intenta disimular- hay un incremento de la demanda de divisas por parte del resto de los sectores, que en las últimas semanas pasaron a ser demandantes de dólares. Entonces, si bien durante el mes de mayo las liquidaciones del agro treparon casi 40% respecto de abril, las compras del BCRA cayeron casi 25%, es decir que la suba de la oferta fue compensada por la demanda.

La pregunta que surge de inmediato es ésta: ¿No se suponía que en esta etapa del año se esperaba una mayor acumulación de divisas por la liquidación del agro? Aquí se abre un segundo interrogante: ¿hasta qué punto la evolución de la liquidación del agro comienza a estancarse y podría transformarse en un problema de cara al futuro inmediato?

Según los analistas, la hipótesis queda a mitad de camino. Hasta el mes de mayo incluido, CIARA indicó unos u$s9.000 millones de liquidación, por debajo de los u$s 9.500 millones del mismo período de 2023 (año de sequía). Sin embargo, sostienen que hay que considerar que los precios perdieron impulso con respecto al año pasado y que, en 2024, una parte de esos dólares ingresa por el dólar “blend”. Por ende, se estaría en presencia de un salto del 16% versus 2023 y de un 40% si se suma en la ecuación el dólar blend.

La ventana de los dólares que deben llegar

Comienza a entenderse entonces algo fundamental: los sectores de la economía que excluyen al agro pasaron a demandar dólares en lugar de ofertarlos. La clave no se encuentra sólo en los pagos derivados de las importaciones, sino también en la apreciación del tipo de cambio y el reseteo de la actividad económica, sumado al pago de la cuenta de energía. Todo esto ha empujado la siguiente hipótesis que habrá que tener en mente: junio será un mes con una caída fuerte de las compras del BCRA (que podría ser ayudada por la inyección del FMI).

Visto de esta manera, el famoso “segundo semestre” arrancaría un sendero con fuerte propensión al recorte en las reservas del BCRA, que vería acrecentada esa propensión en la medida que haya que cancelar deuda del sector público. A ello se sumaría también el pago a organismos internacionales, lo que devolvería a foja cero la capacidad del BCRA de haber sumado ingente cantidad de dólares para encarar los meses de mayor dificultad.

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