Nada parece ya durar demasiado, en los fugaces repuntes que pueden concretarseen el mercado. Y si se depende, como el miércoles, de plegarse simplemente a una mejora del exterior, la dependencia de otros lo convierte todavía en más endeble. Podía darse que esa lectura demasiado optimista que habían hecho de lo enviado por la Fed, siguiera dejando algún dividendo a los índices. Pero, justamente, ocurrió lo contrario y ayer hubo desplomes de importancia tanto en el área del Dow -con baja superior a 1%- como en lo que llegó para la región y donde el Bovespa sufrió con más de 2% de baja. Ergo, el andar del Merval quedaba sentenciado y siguiendo con la misma indeseada rutina: cuando se pliega al aumento consigue menos que otros.
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Y al momento de caer, baja más. Para nuestro recinto el perjuicio resultó de 2,65 por ciento, haciendo realidad lo que se había insinuado días antes, que se pudo eludir luego, y que en la víspera vio plasmarse la perforación del piso de los 2.100 puntos. Con mínimo en 2.097, un máximo de 2.155, el cierre fue de 2.198 y apenas mejorando lo peor de la rueda.
Y completando una faena de muy contraria imagen, a la baja en precios se le agregó un aumento de volumen negociado: superando los $ 79 millones de efectivo y mostrando que nada se opuso al rebaje de cotizaciones, las órdenes siguieron fluyendo. Prueba de esto son los muy duros porcentuales en varias de las líderes, que se retiraron con rebajes de hasta más de 4%. Solamente "17" títulos con avances, contra "50" plazas cayendo y un grupo de "10"sin variantes.
Lo peor es que así como en otros mercados cabe la expresión de "tomas de utilidad", en el ámbito local solamente es seguir ahondando la brecha que nos separa del resto. Un jueves de neto perfil adverso, con no pocos temores sobre el remate de hoy. Y la Bolsa, con el casco.
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