Nueva York (enviado especial)- El ministro de Economía, Carlos Fernández, llegó finalmente ayer a esta ciudad acompañado del secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino. Fueron los últimos en integrarse a la comitiva de Cristina de Kirchner después de haberse quedado en Buenos Aires negociando la oferta de los tres bancos para reprogramar los vencimientos de deuda de 2009 y 2010 y proceder al canje de bonos de los «holdouts», los bonistas en default.
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Unas horas después de aterrizar en Nueva York, Fernández se reunió con Cristina de Kirchner en el lobby del hotel Four Seasons. La Presidente escuchó allí la explicación de las últimas noticias sobre la situación de la operación en Buenos Aires y luego partió a un encuentro con el primer ministro de Marruecos. Fue el paso previo a una explicación que dará hoy el ministro en Nueva York sobre la operación de reprogramación que no sólo espera la prensa, sino también el sector financiero. A pesar de sus esfuerzos, ningún miembro de la comitiva en los Estados Unidos pudo concluir una descripción minuciosa sobre cuál será el resultadoy el costo final de esa operación.
Carlos Fernández y Lorenzino trabajaron en los últimos días junto al jefe de Gabinete, Sergio Massa, no sólo en la propuesta presentada por Barclays,el Citi y el Deutsche Bank, sino también en la redacción técnica del proyecto de ley que el gobierno enviará al Congreso para la ratificación de la operación.
No todas las medidas que deberá tomar en ese sentido Cristina de Kirchner necesitan el acuerdo parlamentario. Es claro que el cambio de estatus de los «holdouts», los bonistas que no ingresaron al canje de 2005, necesita la aprobación de una ley ya sea tanto por las condiciones de ese canje como porque la prohibición de abrirlo nuevamente salieron de una ley del Congreso. Pero la reprogramación estratégica de pasivos, como la llama Néstor Kirchner, no necesita ser votada y por lo tanto quedará afuera de las negociaciones con los bloques, aunque todo dependa del mismo acuerdo con los bancos. De ese punto también hablaron ayer la Presidente y su ministro, que además estabanocupados en solucionar una diferencia de aranceles de importación que podrían alcanzar a una empresa que tiene en vista una nueva inversión en la Argentina pero que el gobierno mantiene como secreto máximo.
Agenda propia
Antes de reunirse con Cristina de Kirchner y mientras la Presidente estaba en la sede de la ONU junto a los presidentesdel UNASUR, Carlos Fernández arrancó con su agenda propia en Nueva York.
Ni bien llegó se reunió con el segundo del secretario del Tesoro para asuntos del hemisferio occidental, Brian O'Neill. El ministro le explicó las negociaciones por el pago total de la deuda al Club de París y el ofrecimiento de los tres bancos para refinanciar la deuda de los bonistas en default y los vencimientos de los dos próximos años.
Pero además de esas explicaciones, que no involucran directamente a los Estados Unidos, Carlos Fernández quiso escuchar de boca del funcionario una explicación sobre la crisis financiera que afecta a los Estados Unidos y la evolución a futuro. La charla no sólo fue para consumo interno del Ministerio de Economía: el propio gobierno argentino busca diariamente explicaciones, en reuniones con banqueros como las que mantuvo Julio De Vido en la sede del Consulado argentino en Nueva York, sobre la marcha de la crisis de Wall Street y cómo puede terminar impactando en Sudamérica.
Tras el encuentro con O'Neill, Fernández se reunió con Pablo Pereyra, el nuevo representante argentino ante el FMI que asumirá el 1 de noviembre. Como tomará el cargo después de la próxima asamblea anual del organismo, el ministro tiene que acordar con él la línea en que se mantendrán las relaciones mientras tanto con el Fondo.
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