12 de octubre 2021 - 00:02

Las opciones que evalúa el FMI para redistribuir los nuevos DEG

No a todos les sirven en el póker de la reconstrucción de la economía pospandemia. De ahí que trabajan en esquemas para canalizarlos hacia otros países. Entre ellas figura un nuevo fondo fiduciario de largo plazo complementario de los programas

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Pixabay

El FMI realizó en agosto pasado la mayor distribución de DEG de la historia, u$s650.000 millones, de los cuales unos u$s275.000 millones se destinaron a países emergentes o en desarrollo (u$s21.000 millones fueron a países de bajos ingresos). Esta ha sido la principal respuesta del Fondo a la pandemia global, además del otorgamiento de u$s117.000 millones en créditos a 87 países.

Claro que para ello el Fondo modificó las políticas de concesión de préstamos y el marco de política de préstamos concesionarios en el contexto del “Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza” (FFCLP), para ampliar los préstamos a los países de bajos ingresos. Sin embargo, esto no es suficiente y el mayor reto que reconocen en el Fondo es incentivar la canalización voluntaria de los nuevos DEG, ya que muchos países no los necesitan. De modo que el desafío es garantizar que esta distribución se redirija hacia donde la necesidad sea mayor.

A este respecto, la directora y la subdirectora del Departamento de Estrategia, Políticas y Revisión del FMI, Ceyla Pazarbasioglu y Uma Ramakrishnan respectivamente, señalaron recientemente que ante el pedido del Comité Monetario y Financiero Internacional y de los líderes del G7 y el G20, evaluaron tres opciones, no mutuamente excluyentes.

Alternativas

La primera alternativa sería aumentar el tamaño del FFCLP. Dicen las funcionarias del Fondo que en esto “ya están realizando avances satisfactorios”. Ya se recibieron, en los últimos 16 meses, los compromisos de u$s24.000 millones en recursos destinados a préstamos, que incluyen u$s15.000 millones de DEG existentes. “Aunque el proceso está lejos de haber terminado, ya que todavía se necesitan aproximadamente entre u$s28.000 millones y u$s50.000 millones en recursos adicionales para que, en los próximos años, el FMI pueda responder mejor a las necesidades de financiamiento de nuestros miembros de bajos ingresos”, señalan en el blog del organismo. “También necesitamos 2.300 millones de DEG en contribuciones en forma de donaciones para que la cuenta de subvención continúe concediendo préstamos a través del FFCLP con interés cero”, agregan para lo cual “se están realizando esfuerzos para movilizar recursos adicionales”.

La segunda iría por el lado de crear un nuevo Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad (FFRS) administrado por el FMI. Y la tercera sería canalizar DEG hacia otros tenedores autorizados de DEG, que comprenden 15 organizaciones, incluidos el Banco Mundial, algunos bancos centrales regionales y bancos multilaterales de desarrollo.

Pazarbasioglu y Ramakrishnan hacen hincapié en la idea de un nuevo fondo fiduciario con un objetivo a largo plazo, vinculado principalmente con los retos estructurales que demanda la reconstrucción de la economía mundial; reconociendo que si no se implementan estas reformas, se pone en riesgo la estabilidad económica, social y externa.

Para ello el FFRS propuesto respaldaría reformas de políticas que contribuyan a mejorar la resiliencia y la sostenibilidad económicas, sobre todo en países de bajos ingresos y Estados pequeños, así como en países vulnerables de medianos ingresos. “Tendría por objeto permitir un acceso más asequible a financiamiento, con la concesión de préstamos a tasas menores y con vencimientos más largos que las condiciones tradicionales de préstamos del FMI”, explican.

Este financiamiento, en consonancia con el mandato del FMI, “contribuiría a poner el foco en la estabilidad de la balanza de pagos”. Esto implicaría consensuar entre los países miembros la finalidad del financiamiento, como por ejemplo, el cambio climático o la preparación frente a pandemias. “Para la mayoría de los acreedores, los DEG canalizados deben mantener su condición de activos de reserva. Esto requiere asegurar que el fondo fiduciario proporcione liquidez, así como la posibilidad de que los acreedores cobren con rapidez en caso de que tengan una necesidad de la balanza de pagos, y, por último, una protección adecuada frente a los riesgos de crédito para los donantes”, dan cuenta Pazarbasioglu y Ramakrishnan quienes también proponen desarrollar un marco de protección con varios niveles frente a los riesgos de crédito que incluya salvaguardias, reservas financieras y una base diversificada de acreedores y prestatarios que garantice que los préstamos para el fondo fiduciario sean suficientemente seguros y líquidos de forma que los DEG canalizados puedan mantener su condición de activos de reserva. Además, como los préstamos del FFRS complementarían los programas respaldados por el FMI, estarían acompañados de salvaguardias sólidas que garantizarían la estabilidad macroeconómica.

Mientras tanto, en el Fondo trabajan en el diseño de varias características adicionales, como el tamaño del fondo fiduciario, el perímetro de elegibilidad, la condicionalidad, las condiciones de los préstamos y la arquitectura financiera. La idea general es que el FFRS forme parte de una estrategia más amplia de asistencia internacional a los países y ponerlo en funcionamiento en un año.

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