22 de marzo 2021 - 00:00

Funes de Rioja: "La industria de alimentos no es causante de la inflación"

El titular de la Copal analizó el "estancamiento" que afecta al sector que representa y habló de los "desafíos estructurales" que afronta la economía.

Daniel Funes de Rioja.

Daniel Funes de Rioja.

Ignacio Petunchi

“En 2001 se exportaban casi 30 mil millones de dólares de alimentos industrializados y hoy poco más de 25 mil millones, mientras que la utilización de la capacidad instalada era en 2001 del 74/ 75 % y en 2020 es del 61%”. Con estas cifras, Daniel Funes de Rioja, presidente de COPAL y vicepresidente de la Unión Industrial Argentina, sintetizó las condiciones de “estancamiento” que afectan a la industria de la alimentación.

Remarcó que la industria alimenticia no es responsable de la inflación y sostuvo que mientras los Precios Máximos y Cuidados del sector tuvieron subas de entre 4% y 10,8% el año pasado, los costos subieron desde 35% (logística) hasta 250% (en ciertas materias primas).

Con relación a las mesas de acuerdos, enfatizó que “estamos convencidos de que es imprescindible continuar con el diálogo y el trabajo conjunto para atender los distintos desafíos que enfrenta la agenda y encontrar soluciones”. La presión impositiva, los nuevos controles de la Secretaria de Comercio, las dificultades para importar, los problemas laborales, son algunos de los temas conversados con Funes de Rioja en el reportaje concedido a Ámbito.

Pregunta: ¿Cree que la recuperación del sector será superior al 2019?

Daniel Funes de Rioja: La reactivación económica que viene evidenciándose, es heterogénea, dispar según sectores y progresiva. Actualmente en la industria de Alimentos y Bebidas, no se podría hablar de niveles de actividad superiores al 2019 ya que existen ciertas dificultades producto de numerosas restricciones. Por lo tanto, teniendo en cuenta la situación macroeconómica a la que se enfrenta el país, y todas las consecuencias que subyacen, será imprescindible continuar con el diálogo para atender y encontrar soluciones a estas problemáticas, que nos permitan ejecutar la agenda de reconstrucción de los sectores.

P.: Algunos economistas hablan que habrá crecimiento y otros sostienen que será una recuperación (de niveles muy bajos). ¿Cuál es su opinión?

D.F.R.: Una cosa es reactivación y otra es crecimiento que requiere de inversión y de certidumbre sobre las variables macroeconómicas para generar la confianza necesaria que permita salir del estancamiento (hay dos datos que son fundamentales en esto): en el 2001 se exportaban casi 30 mil millones de dólares de alimentos industrializados y hoy poco más de 25 mil millones, mientras que la utilización de la capacidad instalada era en el 2001 del 74/ 75 % y en el 2020 es del 61%.

P: ¿Cuál fue el nivel de actividad del sector en el 2020?

D.F.R: En principio quiero destacar que, a pesar de un 2020 tan complejo, la industria de alimentos y bebidas ha sabido demostrar su carácter esencial en la matriz productiva del país, permitiendo el correcto abastecimiento incluso con las limitaciones logísticas propias de todas las barreras provinciales y locales que se generaron por el COVID.

Asimismo, según datos oficiales, el sector cerró el 2020 con una variación de +0,3% interanual, pero con una caída de -1,5% en relación con 2016 y de -3% con respecto a 2011, el último período de crecimiento continuo de la industria.

En lo que respecta a las ventas, han disminuido en el 60% de los casos, siendo la caída mayor al 40% en un tercio de los casos y mayor al 20% en más de la mitad de estos.

Muchas de las empresas del sector alimentos y bebidas, cuyos principales canales de venta estuvieron cerrados la mayor parte del año (hoteles, restaurantes, cafeterías, quioscos, etc.), alcanzaron caídas en su actividad similares a las de las actividades no esenciales.

P.: ¿Cuántos productos están contenidos en Precios Máximos y que aumento de precios tuvieron y en qué periodo?

D.F.R Actualmente, la mayor parte de las categorías de productos alimenticios y de bebidas aún se encuentran alcanzados por la Resolución 100/2020 de Precios Máximos y sus modificatorias. En función a estas normativas, entendemos que actualmente existen 1372 EANS (productos) que han sido suspendidos de los efectos de este congelamiento hasta el 31 de marzo de 2021.

Mientras que solo fueron autorizados aumentos de precios en un rango de 4 a 10,8% durante 2020. Cabe señalar que el incremento acumulado de los costos que soportaron las empresas en el mismo período fue de un 35% promedio en logística; entre un 45% y un 250% en las materias primas; alrededor de 50% en insumos no alimenticios, un 40% por la depreciación del tipo de cambio oficial mayorista, y alrededor de un 20% por costos relacionados con el COVID-19.

También es importante destacar que, en materia salarial, el promedio de incremento en 2020 ha sido entre 36 y 44%, porcentaje que supera entre 30 y 40 puntos porcentuales a los incrementos de precios autorizados por la Secretaría de Comercio Interior a la industria de alimentos y bebidas.

P.: ¿Cuántos productos están contenidos en Precios Cuidados y qué aumento de precios tuvieron y en qué periodo?

D.F.R.: Actualmente, Precios Cuidados alcanza a un total de 660 artículos, un 65% más de los que había en diciembre de 2020, lo que demuestra la buena voluntad de los sectores de consumo masivo para continuar con un programa de estas características.

Los aumentos en el marco del Programa Precios Cuidados estuvieron en línea con los aumentos autorizados de Precios Máximos (entre 4 y 10,8%) en 2020 y fueron de un 6% promedio para los alimentos hasta abril de 2021.

P.: El gobierno se queja de los fuertes aumentos que se observa en los alimentos. Sin embargo, numerosas empresas están bajo precios máximos o cuidados. ¿Entonces por qué suben los precios? ¿Quiénes son los responsables?

D.F.R.: La industria de alimentos y bebidas no es causante de la inflación, sino que la relación va en sentido contrario, sino que la alta inflación crónica de la argentina impacta en sus costos, de la misma manera que los niveles de fiscalidad queentre nación/provincia/municipio llegan a casi 40% en los alimentos y a más del 47% en las bebidas.

Por ende, es la industria la que sufre las consecuencias de la inflación. Como se mencionó anteriormente, los costos de las empresas del sector (tipo de cambio, logística, materias primas, entre otros) aumentaron en porcentajes mayores a la inflación general de la economía y la industria de alimentos y bebidas sólo tuvo aumentos autorizados de 4 a 10,8% desde que comenzó el congelamiento de precios.

Según los datos del INDEC, los precios IAB incluidos en Precios Máximos y Precios Cuidados crecieron por debajo de la inflación general de la economía. Los productos frescos que no han sido regulados por su carácter estacional tuvieron una mayor incidencia en el IPC de Alimentos y Bebidas.

P.: ¿Tienen dificultades para que el personal licenciado vuelva a sus puestos de trabajo?

D.F.R: Los grupos de riesgo o los mayores de 60 años y demás, para el sector representó entre un 15-20% de las dotaciones.

A pesar de ello, hemos logrado implementar velozmente protocolos de prevención a fin de asegurar la salud y la seguridad de los trabajadores, garantizando la continuidad de la actividad productiva para provisionar alimentos y bebidas regularmente.

Sin embargo, mayoritariamente el personal licenciado no ha retornado a sus tareas y -sobre todo en el interior y especialmente para las Pymes - es muy difícil conseguir relevos, sea por razones de formación técnica o por la resistencia a “formalizarse laboralmente” de personas que se necesita contratar para tareas eventuales o temporales.

La disminución de la producción en diferentes sectores lleva a que se no busque aumentar sus planteles. Se suman los desincentivos permanentes a la actividad, que afectan principalmente a las oportunidades para la inversión y con ello, a la creación de nuevos puestos de trabajo. Por ejemplo, el sostenimiento de la política de precios máximos sin un horizonte de salida claro y los atrasos que registran las distintas categorías, desincentivan cualquier iniciativa de innovación / ampliación de portfolio.

Los temas tales como la prohibición de suspensiones y despidos y a la duplicación indemnizatoria que afectan la capacidad organizativa de las empresas y desalientan la contratación de nuevos trabajadores. La experiencia internacional confirma lo que nos pasa en la realidad de nuestra producción: toda traba que se imponga artificialmente y más allá de las causas que se invoquen, a la posibilidad de desvincular trabajadores o haberse expuesto a reclamos judiciales por reinstalación, lo que termina siendo es dificultar la incorporación de mano de obra.

  • Distintos sectores se quejan por las dificultades para importar insumos. ¿Cuánto están demorando en las aprobaciones?

D.F.R.: En función de las normativas adoptadas por el Banco Central que restringen el acceso al MULC, muchas empresas se están viendo afectadas para el pago de importaciones (principalmente materias primas e insumos para la producción) y de servicios al exterior. En algunos casos, por este motivo es que se retrasaron las cargas de insumos.

Además, las empresas que poseen saldos pendientes con proveedores en el exterior están viendo demorados sus nuevos pedidos por no poder cancelar el saldo previamente. Así, corren riesgo operaciones, negocios y se pueden dificultar los procesos de producción de las empresas.

P.: ¿Esta situación está complicando el abastecimiento interno?

D.F.R.: Por ahora la industria ha venido abasteciendo prácticamente en forma normal, pero es posible que pueda haber faltante de algunos productos puntuales, pero eso no implica que haya desabastecimiento. Desde el año 2011 hemos perdido niveles de producción y de exportación y por eso propiciamos políticas que teniendo en cuenta el gran superávit que generan las exportaciones de nuestro sector, hagan viable y en tiempo oportuno las importaciones que requerimos.

P.: ¿Les pidieron que reduzcan las compras externas?

D.F.R.: Desde la Subsecretaría de Política y Gestión Comercial han solicitado a las empresas tanto en 2020 como en 2021 una planilla con las proyecciones de importación para el siguiente año. Por ende, lo que nos han pedido es información, y la hemos proporcionado, pero no tengo conocimiento de pedidos de reducción en nuestros sectores.

  • ¿Cómo afecta esto al comercio exterior?

D.F.R.: La respuesta no es lineal. Muchas veces no se tienen en cuenta cuestiones relacionadas a la estacionalidad de las compras al exterior y se retrasan importaciones de insumos que son necesarios para la producción. Esto obviamente también afecta en la relación comercial con los proveedores externos y tiene un posible correlato en la pérdida de mercados para la exportación. Por ello, se requiere una estrategia articulada que tenga en cuenta estos factores.

P.: ¿Qué problemas se están presentando para el giro de divisas al exterior?

D.F.R.: Todos los que trae la Comunicación 7030 del BCRA y sus modificatorias. Hoy el giro de divisas al exterior está sujeto a la autorización previa del BCRA, con muchos condicionantes y limitadas excepciones de acceso directo al MULC.

P.: ¿Cuáles son los principales problemas que enfrentan las empresas del sector?

D.F.R.: A pesar de la gran dimensión y potencial de la industria de alimentos y bebidas como sector estratégico para la economía argentina, en los últimos años se advierte una situación estructural de estancamiento, producto de problemas como un 39% de carga tributaria promedio en el precio final de los alimentos y un 47% en las bebidas.

A esto debe sumarse costos logísticos que rondan entre el 15% y el 30% de la facturación dependiendo del sector, falta de acceso al financiamiento, legislación laboral muy rígida, concentración de la matriz exportadora en productos de menor valor agregado y en países destino, falta de incentivos para que las empresas que aún no exportan comiencen a hacerlo, normativa alimentaria con poco margen para la innovación, entre otros.

A las dificultades estructurales mencionadas, se agrega un congelamiento en los precios de los alimentos y bebidas que rige desde el 20 de marzo de 2020, con costos al alza, lo que estrangula la posibilidad de mantener el nivel de actividad económica de manera sostenible.

P.: ¿Cuáles son las razones por las cuales es conveniente quedarse en la Argentina?

D.F.R.: Entiendo que hay dos cuestiones. La primera es la referida a tener una macroeconomía previsible y ello requiere concertación sobre políticas de Estado que generen un horizonte de largo plazo de estabilidad y confianza. Además, creemos que el potencial agroexportador de nuestro país hace que las empresas – enfrentando los altibajos de la economía y la inflación en altos niveles que alteran producción y precios relativos - aún trabajan en la búsqueda de soluciones.

Creemos que la recuperación de la economía debe estar basada en el reconocimiento del rol del sector privado, estamos convencidos de eso, de que podemos ser parte de la solución. Esa es una de las principales razones, apostar al diálogo y al trabajo conjunto.

No se trata de desconocer la función del Estado, pero así como no debe haber Estado ausente, tampoco compartimos la visión del Estado “total o megalómano”.

P.: ¿Qué resultados se puede esperar de las mesas de acuerdos de precios y salarios?

D.F.R.: Estamos convencidos de que es imprescindible continuar con el diálogo y el trabajo conjunto para atender los distintos desafíos que enfrenta la agenda y encontrar soluciones a las problemáticas que limitan el potencial del sector de manera conjunta. Reiteramos la necesidad de dar respuesta efectiva a desafíos estructurales, que distan de ser atendidos por las últimas medidas adoptadas por el gobierno.

Precios congelados y costos al alza, discontinuación del consenso fiscal, aumentos de los derechos de exportación, doble indemnización, prohibición de suspensiones y despidos y el desfinanciamiento, que se evidencia con la caída en el stock otorgado al sector y las dificultades para el acceso, no hacen más que atentar contra la competitividad y sustentabilidad de la industrial.

P.: Las últimas medidas oficiales (prohibición de despidos y suspensiones, Impuesto a la Riqueza) y ahora recientemente el proyecto para elevar la tasa de ganancias de empresas ¿cómo impacta en su sector y en el clima de negocios?

D.F.R.: Castigar a las empresas con más impuestos (en medio de una exorbitante presión fiscal que tiene como contrapartida la expansión de la informalidad en todos los ámbitos. Además, impedirles disponer de su dotación en momentos en que fueron tremendamente afectadas por el cierre de la economía, no son señales de crear un entorno favorable para generar más empresas y más empleos. Y eso es lo que necesita la Argentina. Sólo con un desarrollo sustentable e inclusivo, nuestro país corregirá las asimetrías sociales y económicas que le permitan revertir las crisis presentadas en las últimas décadas.

P.: ¿Qué temas del país le preocupan en el corto plazo?

D.F.R.: La falta de confianza y de previsibilidad de la agenda de políticas públicas para el desarrollo productivo, no solo para abastecer internamente sino también para exportar.

Creemos importante que se genere confianza en la iniciativa privada como motor del crecimiento. Y esto no tiene que ver con la situación que se atraviesa, si no que el diálogo, como siempre sostenemos, entre el sector y el gobierno debe apuntar a crear acuerdos que nos permitan a futuro llevar adelante inversiones productivas.

P.: ¿Qué aspectos positivos tiene el Gobierno para con el sector empresario y cuáles negativos?

D.F.R.: Desde nuestro sector se aspira a que se enfrenten los problemas estructurales mientras se enfocan las cuestiones coyunturales, para una convergencia en el mediano plazo que constituya el punto de partida de una Argentina institucionalmente sólida y republicana, integrada al mundo de manera inteligente y equitativa, a la par que consolidando sus pilares productivos – desde el agro hasta las cadenas de valor y la agregación de valor – incorporando tecnología de punta, educación de calidad, y formación dual para que haya trabajadores capacitados y actividad productiva competitiva.

Esperamos que el Gobierno y las fuerzas políticas con representación parlamentaria escuchen la voz del empresariado en tal sentido, pues - desde nuestro lugar, estamos siempre abiertos al diálogo, por eso consideramos que sería oportuno desarrollar y trabajar sobre un conjunto de políticas macroeconómicas orientadas al crecimiento de las industrias a nivel general, convirtiendo el “rebote económico o reactivación” en un modelo de desarrollo inclusivo.

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