12 de octubre 2022 - 00:00

Diálogos de Wall Street

No hay optimistas en la antesala de los números de inflación. ¿Qué ve venir, Gordon Gekko?

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Periodista: Un mal número de inflación, esta semana, y la Bolsa puede caer 5% de golpe, dice JPMorgan. “Lo peor está por venir”, avisa el FMI sobre la marcha de la economía global. Jamie Dimon, el CEO de Morgan, quien ve una recesión en el camino, aunque no en estos momentos, cree que la Bolsa puede desbarrancarse otro 20%, “fácil”. Se hizo la noche, de nuevo. ¿Nos ganó la realidad o es el cansancio y tiramos la toalla?

Gordon Gekko: Las convicciones cambian con la data. Y la data es muy variable, salvo la que hoy más importa. De los últimos cinco informes mensuales de precios al consumidor, tres movieron fuerte la estantería. Para peor.

P.: La inflación es la piedra en el zapato. Se enquistó y no sale de ahí. A pesar de la suba de tasas.

G.G.: La inflación núcleo no afloja. Y la política económica no puede tampoco aflojar. Así que el pesimismo exacerbado de los últimos días es, en principio, curarse en salud. La reducción de la oferta laboral, dato recogido el viernes en el informe de empleo, sirvió el aperitivo. Un trago amargo porque veníamos de una expansión prometedora en agosto.

P.: La idea era que los precios habían caído en agosto. Y veníamos de una variación cero en julio. A priori las expectativas eran muy favorables y nos sorprendió el chubasco. Se llegó a pensar que la inflación comenzaba a bajar la persiana. Y no era así.

G.G.: No alcanza con que disminuyan los precios de la energía porque la procesión va por dentro. Y ya tiene vida propia. Se espera que la inflación núcleo aumente 0,5%, lo que de por sí es altísimo. Confirmarlo puede traer consigo un alivio, pero mantendrá la presión. Y la decisión de la OPEP + de recortar la producción de crudo en dos millones de barriles diarios nos señala que tampoco la merma de los precios de la energía tiene espacio para continuar. Sí o sí, la demanda agregada debe ceder. La inflación preocupa tanto porque el “trade off” con la economía real luce así inevitable. Escasean la energía y la mano de obra, hay que destruir demanda agregada para cortarle el paso. Y mucho si se quiere detener rápido la inercia.

P.: Pero la economía también resiste. Es un muerto que goza de buena salud. Trescientos puntos base de suba de tasas en el breve lapso de seis meses no logra doblegarla. Nunca vimos una recesión que crease tantos puestos de trabajo, mes a mes. Y persiste.

G.G.: Pero que el crecimiento está en cuarto menguante, lo está. Si bien todo es más resiliente que lo pensado. Hasta ahora. El mercado bear de la Bolsa -una caída de 26% desde los máximos del S&P 500- es una versión muy suave. ¿No era una burbuja, acaso? Como sea, sobrelleva diez meses de castigo, y pese a todo retrocede con moderación. En la pandemia de 2020, en un mes, la caída fue del 33%. Un mercado bajista promedio calza mermas de 30%-35%. Y en 40 años no habíamos enfrentado una Fed tan agresiva, tan brusca como tenaz.

P.: ¿Cómo se explica?

G.G.: El viraje de las condiciones financieras no es una ficción. Ya pulverizó la dinámica del “boom inmobiliario”. Los precios de la vivienda, a nivel nacional, están cayendo. Sobran los dedos de la mano para contar estas ocasiones. El problema es que no alcanza para domar la inflación subyacente y hay que apretar más. Toscamente, porque no disponemos de un instrumental de precisión. Y no es solo la Fed. La suba de tasas, cortas y largas, es un frente de tormenta compacto en todo el mundo. Ya vimos cómo un sector ultrasensible a las tasas de interés – el mercado inmobiliario – acusó rápido el impacto. Los precios de los alimentos hace meses que declinan en los mercados internacionales pero suben dentro del país. El sector núcleo de servicios es más difícil de penetrar. No son solo los salarios. Los márgenes en el sector de comercio minorista (ex alimentos y vestimenta) crecieron el doble que la masa salarial. La FED insistirá pues con su receta hasta horadarlos.

P.: ¿Cuál es el temor principal? ¿La inflación o que algo se rompa?

G.G.: Que algo se rompa y no alcance tampoco para sosegar la inflación.

P.: Eso sería dramático.

G.G.: Pero no imposible. De momento, empezamos la nueva temporada de balances y la expectativa es que las ganancias corporativas hayan crecido 8% interanual. El temor es que la visión de FedEx prevalezca y las empresas no puedan seguir surfeando con tanta holgura las dificultades. La inflación aceita la micro. Habrá que ver si esto se corta o no.

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