Aunque suene irrespetuoso, los dos minutos de silencio que se observaron al inicio de la rueda en homenaje al ex presidente Gerald Ford no se diferenciaron mucho de lo que ocurrió durante el resto de la jornada bursátil.
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Claro que en estos tiempos eso no implica nada malo, lo cual queda bien evidenciado con 0,83% que ganó el Promedio Industrial, cerrando en un nuevo máximo histórico de 12.510,57 puntos. Podríamos seguir a la mayoría de los analistas y responsabilizar a la reunión que mantuvieron el máximo directivo de Ford y el de Toyota por el buen humor de los inversores (aunque apenas fue una reunión y está muy lejos de cualquier cosa parecida a una fusión).
De la misma manera podríamos apoyarnos en la idea que los "favorables" datos del sector inmobiliario (en noviembre subieron las ventas y el precio de las casas) alentaron la suba (aunque al difundirse estos datos las acciones retrocedieron y los bonos se desplomaron trepando la tasa de 10 años 5 puntos básicos -esto empeoró tras la mala colocación de treasuries a 2 años-).
Nos queda la posibilidad de apuntar a la nueva baja del precio del petróleo (que marcó el mínimo en el mes), pero si algo demuestra que el sector energético estuviera entre lo mejor del día (junto con el financiero), es que esto "no fue tema".
La verdad es que faltan apenas tres ruedas y salvo una catástrofe, la mayor suba anual del Dow desde el rebote de 2003 (quedando posiblemente en un valor récord o muy cercano a él) está más que asegurada.
Hay quien teme que finalizando ayer la posibilidad de "vestir carteras", el impulso alcista "afloje" un poco en estas horas. Pero aun cuando sea así, es bueno tener la botella de champagne a mano y lista para celebrar como seguramente lo está haciendo un gran olvidado: Ben Bernanke, el discutido presidente de la Fed. ¿Que en el "mundo real" las cosas no están tan bien? Es cierto, pero por ahora no parece importar.
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