7 de febrero 2003 - 00:00

Malo: fuerte caída en producción de carne

Malo: fuerte caída en producción de carne
Sorprendentemente, la carne vacuna, que constituye uno de los productos más emblemáticos y «mediáticos» de la Argentina, tanto para su mercado interno como para la exportación, está bajando su producción, ubicándose en un llamativo nivel de 2,4 millones de toneladas el año pasado, lo que implica una baja de 12% respecto de 2000 y de 20% en relación con 1990.

Aunque con desfases, tal achicamiento de la oferta vacuna fue acorde, además, con la reducción del consumo interno (cerca de 20% sólo el año pasado) y de las ventas al exterior, en la que tuvieron particular incidencia los problemas sanitarios de 2000/2001, que, prácticamente, sacaron al país del mercado internacional. Y, justamente por estos retrocesos es que el precio interno del producto «apenas» subió 75%-80% durante el año pasado.

Es que el nivel de consumo de carne vacuna, ahora en alrededor de 55 kilos por habitante y por año, se encuentra entre los más bajos de los últimos 10 años, muy alejados de los récords de 100 kilos o más, o de los 70-80 kilos habituales. Por su parte, la exportación llegó el año pasado a las 330-340.000 toneladas, también muy distantes de las 520.000 del '95, cuando se pensaba que la Argentina llegaría al millón de toneladas exportadas antes de fin de siglo.

Obviamente, tal cosa no sólo no ocurrió, sino que en ese lapso Brasil logró más que triplicar su volumen exportable (ya en alrededor de un millón de toneladas), y hasta desplazó a la Argentina como primer proveedor europeo de carne roja, ubicándose ahora en tercer lugar detrás de Australia (1,5 millón de t exportadas por año) y EE.UU.(1,15 millón/t), mientras que en la Unión Europea se prevé que venderán algo más de 650.000 t durante este año. De tal forma, hoy el más que frágil equilibrio local se mantiene merced a la depresión del mercado interno y a las restricciones que aún subsisten en la exportación, ya que, si bien se recuperaron muchos destinos, importantes plazas como Estados Unidos o Canadá aún no reabrieron sus puertas para las carnes de «las pampas».

Lo concreto, además, es que falta oferta y «no hay carne en la Argentina para proyectos de exportación ambiciosos», según el especialista Ignacio Iriarte. Y, aunque el potencial productivo de la ganadería vacuna argentina sigue estando allí, los indicadores muestran que la faena total bajó 1-1,5 millón de cabezas desde 2000, el peso promedio de los animales es más bajo que hace 2 años y, a su vez, el rendimiento cayó 1%-2% respecto del ciclo anterior, mientras que la tasa de extracción del rodeo se ubica en un lacónico 23%-24%, contra 30%-31% de Australia o 35% de los Estados Unidos.

Las perspectivas tampoco hacen prever cambios de magnitud en el corto-mediano plazo, ya que la agricultura sigue desplazando a la hacienda hacia peores zonas, son muy pocas las nuevas pasturas mientras que el nivel de deterioro de las existentes es marcado, y tampoco se espera que se vuelva a los niveles de suplementación con granos de hace 2-3 años. Y, sin más alimentación, sería milagroso o mágico que aumente la producción.

En este contexto, la puesta en marcha, finalmente, del Instituto de Promoción de Carnes, para el cual el sector «aportará» unos u$s 6-7 millones anuales, no parece que vaya a representar un cambio significativo, al menos hasta ahora, ya que aunque transcurrieron más de 6 años desde su propuesta, aún no se conocen ni los lineamientos mínimos de trabajo que encarará.

Dejá tu comentario

Te puede interesar