Si se desmenuza el antes y el después de la última carta jugada por la Reserva Federal, con su amplia rebaja de las tasas, casi nada queda en el tamiz que muestre una «bisagra» frente al estado previo. Podría anotarse que se detuvieron los derrapes mayúsculos en los índices, aunque no más que eso. Y ahora ya no queda expectativa por esperar otros estímulos, expuestos los mercados a lo que puedan entramar con sus propios recursos. Y son escasos. La rueda de ayer volvió a ver un alineamiento dentro del mismo signo, al trencito que sigue detrás del Dow Jones. Los de la región retornaron dentro del marco, para ver que en Wall Street no pasaba nada: y la copia de la nada es nada. El Dow con un inexpresivo 0,14%, que pudo ser hacia cualquiera de los signos, que se convirtió en 0,24% en el Bovespa. Y al llegar al Merval perdió todavía más energía, arribando desagiado. En Buenos Aires las agujas no se movieron, fijando 0,02% totalmente desechable para adjudicarle alguna dirección concreta. Solamente escarbando en plazas individuales se halla el «color del dinero», en un escenario del papel privado que se mostró ausente y distante. Como los operadores.
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El índice tuvo mínimo de 2.129, con máximo en 2.150 y un cierre de 2.145, casi exacto al del lunes.
Esta vez fueron $ 74 millones de efectivo, cercano a 10% de segmento sobre los totales, con «cauciones» en los $ 115 millones y 15% de franja. En el listado general, lo más destacable resultó A. Estrada -con 8,4% de alza-, pero apareciendo en un soberbio tercer lugar Acindar. Nuevamente rodeada del «misterio» sobre ofertas en ella, la siderúrgica se anotó con 7,4% de aumento. Por mucho, lo mejor del día, entre líderes que lucieron apagadas. Ni Pampa -neutra-ni Tenaris y Galicia, las dos bajando, pudieron darle sostén al intento alcista. Nada desde afuera, nada desde adentro. Y la Bolsa, en la nada.
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