La primera etapa resultó, como ya sucediera en otros inicios mensuales, de cierta turbulencia y con bolsones de indecisión que marcaron el paso del Merval con todos los saldos posibles. Siendo que, en la zona de las fiestas navideñas, los ejercicios suelen quedar terminados de modo virtual (con inversores y profesionales con la mente en otra cosa), el corazón de diciembre podría estar concentrado en las dos semanas intermedias, que comenzarán a partir de ahora. Hay cuestiones por dirimir, especialmente con el cúmulo de volumen promedio que podrá movilizar el mercado, más la actitud de la oferta que siempre es un potencial de riesgo (si es que excede su carga de papeles, en una plaza de limitados negocios).
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Por el momento, de la sensación de que se estuviera confirmando la permanencia en el nuevo milenio del índice, con altibajos naturales, aunque quedando ya encima de los 1.000 puntos una vez alcanzados ruedas atrás.
Lo mejor que puede derivarse del pasado reciente es que, si con muy escasa base de órdenes se pudieron sostener y, además, incrementar algo más los precios, donde pudiera ingresar cierto «tironeo de demanda» acaso pueda dibujarse algún «pan dulce» inesperado. El mercado ya está hecho, con lo logrado, pero nos dirá cuál es la estatura final que pretende cuando comience a rodar esta rueda de martes...
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