Mientras andaban todos sobre el rastro del ministro de Economía -a quien habían descubierto a la manera de «el fugitivo»- y tratando de conocer en qué raid de manga (los pedidos argentinos se anotan en tal estilo) se hallaba incurso, el mercado local asumió la marcha del «punto muerto», con motor apenas regulando y a la espera de combustible para poder seguir adelante. Lo de ayer no llenaba ni la reserva del tanque, con unos nueve millones anémicos y que tenían de laderos a poco más de un millón, en los magros «certificados» foráneos (no hay planta ni para las de afuera, famosas).
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Parientes lejanos del legendario cacique, los operadores que tan animosamente habían ido hacia arriba durante dos semanas memorables de octubre: estaban como toros sentados, en medio del recinto. Tampoco había osos belicosos a la vista, por lo cual se armó una tarde tranquila de primavera y un indicador Merval apenas fluctuante, con una banda apretada. Entre los «246» de mínimo y los «249» de máximo, aterrizó en el cierre en marcha de «246» y con registro de 0,15 por ciento apenas. En la nómina local, fue baja de 0,4 por ciento, mientras quedaron por recortar para el marco dos «toros» rebeldes (espectacular 14 por ciento de suba en Bansud y muy buen 5 por ciento en Renault) y un «oso» enojado, que le dejó 8 por ciento de baja a C. Puerto. Lo demás, «tranqui, che...».
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