6 de julio 2020 - 11:09

Teletrabajo, ¿algo novedoso?

¿Precarización o mayor liberad laboral? ¿Por qué las mujeres no lo prefieren? La legislación en otros países y la perspectiva en la generación de empleo.

Teletrabajo
Pixabay

“A nivel mundial la legislación del teletrabajo está muy atrasada y no ha sido tan beneficioso como suele decirse”, afirma Marina Kabat Investigadora del CONICET, especialista en relaciones de trabajo.

Respecto al teletrabajo “forzado” por la pandemia del coronavirus señala que “otro problema es que no se crean elementos de fiscalización suficiente. Una cosa es la ley y otra su cumplimiento”.

“Cuando en una empresa se le da la posibilidad a los trabajadores de pasar a teletrabajo los que aceptan en su mayoría son hombres”, sostiene.

Periodista: ¿Es el teletrabajo una forma de trabajo tan novedosa como se la presenta?

Marina Kabat: En primer lugar no es tan novedosa, desde que se inició el capitalismo siempre hubo formas de trabajo en espacios de propiedad de los patrones, dueños de fábrica y talleres, pero también hubo un desarrollo de trabajos en relación de dependencia en las casas de los obreros. Es lo que se llamó “trabajo a domicilio”, pero lo cierto es que siempre que un empresario puede ahorrarse los gastos fijos de un espacio de trabajo, así como los gastos de servicios, y puede enviar al obrero a trabajar a su domicilio en general lo va a hacer.

P.: ¿Consideras que el Teletrabajo implica mayor “precarización” o mayor “libertad”?

M.K.: A nivel genérico cualquier transformación técnica no implica ni una mayor opresión ni una mayor libertad, eso está condicionado por la forma social en que esa tecnología sea utilizada. Con el teletrabajo, tenemos que entender el contexto histórico en el que surge, no surge en un contexto de avance de las luchas obreras y de la legislación de trabajo, surge en un contexto que está marcado por la crisis de los ´70 con un proceso de flexibilización laboral general. El teletrabajo se ha expandido en el mundo como trabajo precarizado porque aparece directamente sin control legal, sin leyes que lo regulen o como mecanismo de esquivar algunas de esas leyes.

Las falencias de la reglamentación en el mundo

“A nivel mundial la legislación del teletrabajo está muy atrasada y no ha sido tan beneficioso como suele decirse. Un caso icónico es el caso de Francia que en 2016 saco una ley de desconexión digital. Esa legislación era muy vacía, solo decía que el trabajador tiene derecho a la desconexión digital, pero que este derecho va a ser normado por cada sector en cada convenio. Si no se llega a un acuerdo lo decide la patronal y en las pymes lo decide la patronal sin consultar con el sindicato. El problema es que la ley de empleo macro ya establecía un derecho de los trabajadores: el derecho a la jornada de trabajo y a no trabajar por fuera de esa jornada”, explica Kabat, y agrega: “De hecho en la jurisdicción francesa había casos donde los obreros iban a juicio porque se les pedía que contestaran mails por fuera de su jornada de trabajo y los ganaron sin la ley a la desconexión. Ahora, si uno establece una ley a la desconexión, pero cada convenio fija alcances y excepciones, esa ley a la desconexión laboral quizás se termina transformando en su contrario, en donde el empresario por ‘fuerza mayor’ puede exigir al trabajador extender su jornada y demás”.

P.: Entonces, ¿sin fiscalización no hay ley que valga?, ¿cómo fue la experiencia del trabajo a domicilio?

M.K.: El otro problema es que no se crean elementos de fiscalización suficiente. Una cosa es la ley y otra su cumplimiento. En trabajadores que no están concentrados en un espacio físico donde el control es más sencillo sino que están dispersos, el problema del control de la legislación es central. En Argentina la ley de trabajo a domicilio de 1940 funcionó bien hasta la década del setenta porque se creó una oficina, dentro del ministerio de trabajo, especialmente destinada al cumplimiento de la ley. Hoy esa oficina no existe y la ley es letra muerta, al punto tal que los funcionarios del ministerio de trabajo de provincia y de capital desconocen de su existencia.

En torno al teletrabajo tenemos una resolución de la superintendencia de trabajo del año 2012 donde supuestamente esa norma dice que toda empresa que da teletrabajo tiene que proveer al trabajador de una silla ergonómica, un botiquín, un matafuegos y todas las herramientas de trabajo. Yo revise hace una semana en los sitios de búsquedas de empleo qué ofertas de teletrabajo había, de cincuenta solo una ofrecía suministrar la herramienta de trabajo

P.: Otro problema que se señala del teletrabajo, por parte de sindicalistas, es la dificultad de organizar los trabajadores. ¿Qué puede impactar esta modalidad en la organización?

M.K.: En principio la dispersión y división al colectivo de trabajadores siempre presenta obstáculos para la organización sindical, pero no son obstáculos insalvables. En Argentina a principio de siglo XX está lleno de huelgas de trabajadores a domicilio, muchas veces reclamando las mismas condiciones laborales que los trabajadores de las fábricas y a veces reclamando que se concentrara el trabajo en las fábricas. De esas luchas es el hecho de que la Argentina tenga una Ley de trabajo domiciliario.

En esa ley se armaban comisiones paritarias que medían el tiempo de trabajo. Se calculaba cuanto lograba producir un obrero en 8 horas y el pago por pieza debía asegurar que en 8 horas el obrero pudiera cumplir con los objetivos que la empresa planteaba y obtener el sueldo que correspondía, porque el problema es cuando te dicen que vos trabajas 8 horas pero la carga laboral te obliga a exceder esa jornada y terminas trabajando los fines de semana. Si los trabajadores domiciliarios se pudieron organizar, hoy con todo el aporte de las redes sociales también se puede.

P.: ¿Considerás que el teletrabajo afecta a las mujeres de manera particular?, en tal caso ¿requieren algún tipo de normativa adicional en el marco de la ley que es algo que no se estaría discutiendo incluir?

M.K.: Las mujeres son afectadas especialmente. Acá hay un elemento muy fuerte que es la ruptura entre el discurso y la realidad. Los discursos más apologéticos del teletrabajo señalan como una de sus ventajas que pueden ser empleadas mujeres que tienen hijos. A principio de siglo se decía lo mismo, que para la mujer era mejor trabajar en su casa con una máquina de coser que salir a la fábrica, pero cuando uno analiza que es lo que quiere la mujer ocurre lo contrario: cuando en una empresa se le da la posibilidad a los trabajadores de pasar a teletrabajo los que aceptan en su mayoría son hombres.

Lo que ocurre es que en el teletrabajo se diluyen los límites entre la vida familiar y el tiempo de trabajo. Como la carga del trabajo doméstico no es igual para hombres y mujeres, es una sociedad patriarcal, esa interferencia es mayor entre las mujeres.

Estas cuestiones se resuelven con espacios de cuidado colectivo en torno a jardines maternales y una ampliación de todo lo que son licencias de maternidad que argentina tiene una de las licencias de maternidad más acotadas.

P.: ¿Crees que la ley de teletrabajo puede ayudar a crear empleos nuevos en un contexto en el que crece el desempleo?

M.K.: No es la ley la que genera empleo. Este tipo de empleos que tiene que ver con contratación de empleados en un país por parte de firmas que tienen su sede en otro, está muy vinculado con la devaluación de la moneda y la caída de los niveles salariales de Argentina. La mayoría de los empleos que se ofrece a nivel internacional para teletrabajo tiene que ver con el telemarketing, trabajo poco calificado, en ese terreno no crecemos porque aún con la rebaja salarial actual nuestro salario está por encima que el de otros países que ofrecen mano de obra barata. En ese sentido lo que en distintos momentos pueden estar tratando de apostar es a una oferta de trabajo más calificada dado que tenemos profesionales bien formados y que puedan ser baratos como manos de obra en relación a otros países. Están tratando de colocar una mano de obra calificada pero barata frente a los términos mundiales y ahí la variable que juega no es positiva para el conjunto de la clase obrera argentina.

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