Nos pareció completamente fuera de lo habitual, pero el resumen del viernes dado por el sistema bursátil habló de «29» acciones con aumentos, otras «12» sin cambio... y un total de «82» plazas con bajas. Mucho por donde se lo mire, tanto en el total de las que abrieron operaciones como en ese nutrido lote que compusieron las acciones en descenso. Fue una última fecha que agregó negativo a la cuenta Merval de la semana, pero ver al recinto abriendo operaciones en más de 120 papeles resultó, por lo menos, llamativo. Finalmente, en casi todos los recintos se produjo un dibujo parecido: de entrada y hasta promediar la rueda final, los retrocesos eran mucho más marcados. Momentos en que nuestro indicador de cabecera tocaba solamente 1.652 puntos -y confirmando permanencia debajo del piso perforado un día antes- pero que sobre la hora de remate de la semana obtuvo un máximo en los 1.678, más soportables, puntos. Y esto se tradujo en rebaja de Buenos Aires de algo menos de 1%, con el Dow Jones bastante amortiguado en sólo 0,3% y con el Bovespa consiguiendo lo mejor. En feroz arremetida, limpiar la rebaja que también llevaba de modo notorio y culminar pasado al positivo, de 0,90 por ciento.
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Pudo haber sido una ola de recompras finales para cubrir ventas en descubierto, pero la acción mancomunada en los diversos índices globales destaca como una reacción por otras razones. Ese final es la expectativa que quedó flotando, por si a partir del reinicio se puede concretar en un repunte más que necesario.
El trayecto semanal resultó como un trépano perforando a todo mercado bursátil. Donde el Dow perdió 2,8%, el indicador de Brasil se fue hasta casi 7% de caída. Y para el Merval clásico se ubicó en 5,5% de profundidad. El viernes culminamos con volumen algo superior, unos 51 millones de pesos efectivos, luciendo como menos «indigente» que otros de la semana. Mala calificación para todos, que hoy rendirán otra prueba. Y la Bolsa, aplazada.
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