26 de noviembre 2018 - 00:00

Larreta se hizo cargo de desmanes y busca fallas

El jefe porteño admitió que la responsabilidad de la seguridad del sábado le correspondió a la Policía de la Ciudad con colaboración de las fuerzas nacionales. Asoció los hechos violentos a un allanamiento al jefe barra brava de River. Esta semana espera

Violencia. La agresión contra los jugadores de Boca, el sábado, puso en evidencia fallas del operativo de seguridad.
Violencia. La agresión contra los jugadores de Boca, el sábado, puso en evidencia fallas del operativo de seguridad.
Si para Horacio Rodríguez Larreta hay un área que pretende impecable, es la de Seguridad. Sobre la materia versa su campaña por la reelección, tal como anticipó este diario y tal como el propio jefe de Gobierno viene mostrando. Así, hasta pidió investigar el fracaso del operativo para la disputa frustrada entre Boca-River que le sabe más amargo de lo que parece.

Esta semana, Larreta espera que Martín Ocampo le informe formalmente qué falló en el operativo de seguridad para que ocurriera el ataque salvaje al micro con los jugadores de Boca. Mientras ayer, tras conocerse una nueva postergación del partido, el jefe porteño dio una conferencia de prensa en la cual admitió que "la responsabilidad del operativo es de la Policía de la Ciudad donde colaboran fuerzas federales" y aclaró que "en el caso del G-20 será al revés, pero en este caso es así". Sin embargo, la explicación que maneja su administración es que los hechos violentos se relacionan con el allanamiento el día anterior al líder de la barra brava de River Héctor "Caverna" Godoy y en otro sentido que la "falla" ocurrió en el tercer anillo de los cuatro de seguridad, que le correspondía a la Prefectura, fuerza a cargo del ministerio que conduce Patricia Bullrich. Les dan así una vuelta más a los enconos entre la cartera nacional y la local.

"Lo de ayer tiene que ver con eso porque nadie puede tener la ingenuidad de creer que esto no está directamente relacionado con el episodio del día anterior", sostuvo Larreta durante su presentación aludiendo a que "se hizo un allanamiento y se encontraron 10 millones de pesos y 300 entradas" en manos del sector vinculado a Godoy.

"Ahí está el problema, son 300 personas que antes entraban a la cancha y que se quedaron afuera, y fueron los principales protagonistas de los desmanes que se generaron, que incluyeron las pedradas al ómnibus de los jugadores de Boca", señaló el jefe porteño, quien pretende dar respuestas a la principal demanda de los porteños que es la seguridad, en su campaña por la reelección.

Larreta prometió que "va a ir a fondo contra las barras bravas", a las que consideró como "mafias que están enquistadas en el fútbol hace más de 50 años" y pidió "no generalizar", porque "hubo más de 60 mil personas que entraron al estadio en forma totalmente pacífica, sin hacer problema".

Larreta dijo también que le ordenó "al ministro de Seguridad hacer un sumario interno para determinar responsabilidades" y "ver qué cosas se pudieron hacer mejor", pero a la vez habló de "la estupidez humana" y los "energúmenos".

"Cuando veíamos esas imágenes de una madre poniéndole bengalas a una chiquita que tendría cinco, seis años para meterlas en la cancha o cuando vemos energúmenos tirando piedras, vemos que la estupidez humana, muchas veces presente en el fútbol, no tiene límites", remarcó Larreta.

No lo dice nadie

Ayer se conoció el testimonio del chofer del micro, Darío Ebertz, apodado "el Gringo". Ante las radios dijo que podía haber sido una tragedia, que recibió botellazos, que por unos segundos perdió el sentido y que tomó el volante Horacio Paolini, vice segundo de Boca. "Nunca me pasó esto. Jamás pasamos por al lado de tanta cantidad de hinchas rivales. Cuando pasé el túnel de Libertador ya me di cuenta de que algo podía pasar y le hice señas a un policía de la moto para que aceleraran porque se iba a poner bravo. Ya estábamos jugados", dijo el chofer y que "me rompieron las dos ventanillas del costado que estaban cerradas. Reventaron los vidrios y me cubrí la cara. Me pegó una botella de cerveza en la parte de las costillas".

Ebertz dio también un dato referido a que no hubo vallas de contención. "Para ir a la cancha de River, siempre se entra por Quinteros y Libertador. Siempre es por ahí. En los partidos anteriores en esa zona siempre había vallas de madera que tapaban de punta a punta. Ahora no estuvieron. Eso no lo dice nadie", aseguró.

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