21 de marzo 2019 - 00:00

Las sorpresas de una difunta

oscar martínez. El personaje del actor argentino se lleva una gran sorpresa al enviudar, en esta comedia española.
oscar martínez. El personaje del actor argentino se lleva una gran sorpresa al enviudar, en esta comedia española.

Se pasa el rato con esta comedia extrañamente romántica de Santi Amodeo, y se ven lindos lugares de Marbella y Estepona, aunque para el personaje principal sean deplorables. Ese personaje es un arquitecto, titular de cátedra universitaria, amargo, estructurado, aburrido y antipático, que encima no la está pasando muy bien que digamos. Se aproxima el retiro, su esposa acaba de morir, por extrañas razones él se decide a llevar sus cenizas al lugar que ella había pedido y ahí empieza a dudar sobre lo que su mujer hacía cuando estaba plenamente viva. Nada del otro mundo, simplemente cosas que algunas mujeres hacen cuando tienen un marido amargo, estructurado, aburrido y antipático, y quieren sentirse plenamente vivas.

En resumen, una película indicada para llevar a los maridos para que aprendan, aunque esto puede ser contraproducente, porque los dos fulanos más divertidos que aparecen son unos tamaños gordos sin mayor sentido de la monogamia. El primero a la media hora de proyección y alegra la historia, que hasta entonces venía apagada. El otro, para la última vuelta de tuerca, trayendo romance y calidez. Intérpretes, por importancia y peso en la balanza, Oscar Martínez, que luce su calidad actoral en el momento justo, Carlos Areces y José Luis Adserías, buenos comediantes españoles. Para engordar la vista, la rubia Ingrid García-Jonsson y todo un club nudista. Y para admirarse en el epílogo y apreciar la moraleja, un hermoso truco de sobreimpresión entre las sábanas del lecho conyugal, jugado por Amparo Martínez con el equipo técnico argentino.

“Yo, mi mujer, y mi mujer muerta” (España-Argentina, 2019). Dir.: S. Amodeo. Int.: O. Martínez, C. Areces, I. García-Jonnson.

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