21 de mayo 2009 - 00:54

Estalló otra guerra por el control del puerto porteño

• El Gobierno escrituró tierras que Macri reclama para Capital

Estalló otra guerra por el control del puerto porteño
Coincidió ayer el reclamo de PRO por la transferencia del Puerto de Buenos Aires a la órbita de la Capital Federal con la firma de un decreto que escritura a favor del Estado nacional (no de la Ciudad) el inmueble conocido como Dársena Norte. El predio está destinado a la actividad portuaria y lo integran también la Dirección Nacional de Migraciones y los astilleros Tandanor (único lugar privatizado dentro de la dársena), en una zona estratégica y casi exclusiva en un distrito donde ya no quedan amplias extensiones y junto al río.

La norma firmada por Cristina de Kirchner (Decreto 551/2009) y el ministro Julio De Vido -que se publicó en el Boletín Oficial ayer- aparece como el entretelón de una pelea vieja entre la Ciudad y la Nación y otra nueva, si las intenciones del Gobierno nacional al realizar el trámite de dominio fueran la privatización o concesión de parcelas de esa geografía.

El Puerto de Buenos Aires fue el único no transferido cuando todos pasaron a manos provinciales, y desde entonces, una vez que la Ciudad se convirtió en autónoma, los distintos gobiernos locales reclaman su traspaso. Un ejemplo de esa controversia es la instalación en aguas del río del casino flotante, que como se considera en territorio nacional la Ciudad no puede impedir su funcionamiento. Otra polémica es por un proyecto de ideas al que convocó Mauricio Macri para un lugar sobre el cual, según el Gobierno kirchnerista, no tendría injerencia ni competencia para concretarlo.

Reclamo

Ayer, Gabriela Michetti, junto a otros candidatos que PRO lleva al cuarto oscuro de junio, posó sobre la ribera porteña en un acto de campaña que consistió en reclamar la transferencia del puerto, acompañando la petición con rasguidos de guitarra y la vocalización del tema de Pedro y Pablo «Yo vivo en una ciudad». Michetti fue acompañada para el canto por los legisladores Paula Bertol, Daniel Amoroso y Fernando de Andreis, al mismo tiempo que compartían el mate.

El decreto de Cristina de Kirchner dispone la «prescripción adquisitiva» a favor del Estado nacional del predio comprendido entre Eduardo Madero, la calle San Martín, la Reserva Ecológica y la proyección de la calle Córdoba, «conocido como Dársena Norte». El Gobierno lo que hace es escriturar de hecho a nombre del Estado, como se hace con los trámites de usucapión tras la posesión de veinte años o más de un lugar. Inscribe un título de propiedad, lo que ya despierta observaciones. Es que un bien considerado ya de dominio estatal no requeriría de esa inscripción, a menos que se intente allí dar en concesión o venderlo en función, por caso, del desarrollo del proyecto Puerto Madero II, para lo cual se necesita una norma del Congreso y que la Ciudad le otorgue permiso de edificación, lo que se conoce como zonificación y lo da la Legislatura local. La Dársena Norte no integra los dominios de la Corporación Puerto Madero, que en cambio administra la zona lindera de los diques (1, 2, 3 y 4).

«Para nuestro reclamo en sí, la escrituración no significa un obstáculo», explicaron los abogados de la Ciudad a este diario. Los letrados que se ocupan de la defensa del Gobierno porteño, sin embargo, advirtieron que «lo que pasa es que se desprende que si hacen la perfección del título es porque estarían pensando en una concesión o venta y ahí sí tendrán que enfrentar a la Ciudad». El tema lo estudiaba ayer el procurador porteño Pablo Tonelli, pero el abogado aseguró que el reclamo de la Ciudad por tener potestad sobre el puerto continuará y no lo frena un título de propiedad. «Queremos poner sobre la mesa la discusión del puerto porque estamos en desacuerdo con que la Ciudad no lo tenga, y el traspaso nos permitiría contar con un polo más de desarrollo», aseveró Michetti ayer, pero la Presidente le ganó de mano con las mismas intenciones.

Desde el kirchnerismo salió a replicarle a Michetti el legislador Diego Kravetz, opinando que el reclamo era «insólito» porque consideró que el macrismo no tendría aptitudes para la administración portuaria y que «mientras sigan siendo un grupo de amigos con remeras amarillas, de ninguna manera podemos poner en riesgo los barcos que entran a la Ciudad».

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