22 de febrero 2017 - 00:00

Patti Smith en retrospectiva

Patti Smith en retrospectiva
"Lo siento, la cagué", gruñó la cantante Adele, gran ganadora del los Grammy 2017, interrumpiendo la música de su homenaje a George Michel. Susurró: "Disculpen", los aplausos la acompañaron y volvió a cantar. El hecho remite a lo ocurrido poco tiempo antes en la entrega del Premio Nobel. Patti Smith fue en nombre de Bob Dylan a retirar el premio y cantar la canción "A hard rain's gonna fall" del laureado. Hacia la mitad del largo poema se quebró. "Perdonen, estoy muy emocionada y no estoy diciendo bien los versos de mi amigo". Los reyes de Suecia estuvieron entre los primeros en romper a aplaudir, y al final de la canción hubo lágrimas y una larga ovación. Dylan eligió bien, mandó a representarlo a una amiga y colega, poeta, dramaturga, escritora, camarada de escritores, actriz, artista. Patti Smith, "la madrina del punk", estuvo entre nosotros hace once años en el Festival BUE como telonera del Beastie Boys.

Tras la catarata de imágenes poéticas, de desafíos al pensamiento de la voz aguardentosa de Patti Smith, agitando su pelambre, que hacía pensar en Los Ramones, lo del trío neoyorquino estaba bañado en lavandina. Patricia "Patti" Smith es el ícono incuestionable de una época dorada que instala Nueva York en el imaginario mundial. Lo viene demostrando con sus memorias. En "Éramos unos niños" contó de su relación con el fotógrafo Robert Mapplethorpe (a su vida le dedicó el libro "Mar de Coral"), pero sobre todo trata de unos tipos de clase media baja que con creaciones artísticas de desafiante libertad construyen su fama mezclando trasgresiones y calidad estética. Por ese libro recibió el National Book Award. Luego esa "saga autobiográfica" siguió con "Tejiendo sueños", y ahora con "M train", relato sentimental que se puede leer como un canto de amor a su marido Fred "Sonic" Smith, con el que se decía que se había casado para no cambiarse el apellido, pero al que lo muestra como un artífice de sí misma y le reclama que vuelva porque su muerte ya ha sido mucha. Es su padre ordenando "cuestionen todo". Son los cafés en los que se recluye a dejar caer palabras en sus diarios. Son recuerdos de escritores: Roberto Bolaño, para quien pedía el Nobel, Rimbaud su "novio" de adolescencia, Genet, Bowles, Bourrougs, Mishima, Mankell, y ´cien más, y la casa azul de Frida Kahlo y cantar a solas con Bobby Fisher. Es la vieja dama que mira series policiales y habla con sus gatos. Es visitar la interioridad de una artista múltiple, la mente de una extraordinaria leyenda cultural de nuestro tiempo.

Máximo Soto




=Patti Smith, "M Train" (Bs. As., Lumen, 2017, 288 págs.)

Dejá tu comentario