El Partido Republicano se aseguró anoche el triunfo en los estados de Kentucky, Maine, Carolina del Sur, Mississippi, Alabama y Virginia Occidental, arrebatando en este último una crucial banca senatorial a los demócratas. Asimismo, sacaban ventaja inicial en Georgia y Virginia, en el segundo caso también oficialista hasta ayer y donde se suponía que los demócratas arrasarían. Los conservadores necesitaban quitarles seis bancas de la Cámara alta a sus rivales para pasar a dominarla. En caso de lograrlo, se quedarían con la totalidad del Congreso y podrían someter a Obama a un bloqueo legislativo en los dos últimos años de su mandato.
En tanto, el Partido Demócrata ganaba en Massachusetts y Nueva Jersey, lejos de cualquier sorpresa. Asimismo, se imponían en el escrutinio parcial en New Hampshire y Carolina del Norte.
Horas antes del cierre de las urnas, el presidente ya se había anticipado a una posible derrota. "Existen muchos estados en vilo en los que los votantes tienden hacia los republicanos", admitió en declaraciones radiales. Según él, su partido se encontraba ante la configuración electoral más adversa desde los tiempos de Dwight Eisenhower.
En paralelo, anoche se esperaban los números en otros dos estados clave, la remota Alaska y Luisiana (sur), donde los analistas estimaban un balotaje, establecido para el 6 de enero.
"Hay un aire de victoria", se anticipó anoche el reelecto senador por Kentucky Mitch McConnell, hasta ahora jefe de la bancada republicana y quien esperaba convertirse en líder de una nueva mayoría.
Los republicanos insistieron durante meses en que la elección era un referendo sobre Obama, a quien culpan por el avance del yihadista Estado Islámico en Irak y Siria, la falta de preparación frente al ébola y no le perdonan la reforma del sistema de salud, el "obamacare". Además, insistieron en que la mejora de la economía y el empleo aún no se dejan sentir en los bolsillos de los ciudadanos.
Los candidatos demócratas padecieron la impopularidad de Obama y el poco entusiasmo de su electorado clave, hispanos, negros y jóvenes, que votan en menor proporción que los conservadores, de mayor edad. (Ver pág. 13).
Además del Congreso, se renovaron las gobernaciones en 36 de 50 estados y se realizaron decenas de referendos en los estados, especialmente sobre la legalización o despenalización de la marihuana (incluyendo la capital, Washington), restricciones al derecho al aborto y el aumento del salario mínimo.
Todos los presidentes estadounidenses desde Ronald Reagan en adelante abandonaron la Casa Blanca con la oposición de todo el Congreso y anoche parecía que Obama correría el mismo destino.
Entretanto, una encuesta realizada para la cadena CNN a la salida de los centros de votación arrojó resultados interesantes. Un 58% de los estadounidenses que acudieron a las urnas apoya algún tipo de legalización a los inmigrantes indocumentados, mientras que el 38% está a favor de deportarlos.
Para el 45%, el asunto más importante al que se enfrenta el país es la economía, seguido del sistema sanitario para el 25%, la inmigración, para el 14% y la política exterior, para el 13%.
Agencias EFE, AFP, Reuters, ANSA y DPA, y Ámbito Financiero |
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